Renunciar
Decidiste huir
aludiendo a lo impúdico
de nuestra relación.
Señalabas que
retozábamos en el tálamo
como lechones en el lodo.
Y con sinceridad
creo que esos fueron
los momentos más limpios
de aquel romance.
Déjala que vuele
Le maldije cuando se llevó
de mi lado a la mujer que yo amaba.
Tiempo después, le di las gracias,
ya que aquel hecho
me ofreció la oportunidad
de conocer a la mujer que amo.
Trofeo
Sembró en mí
la ilusión que una caricia siembra
en el corazón de un desamparado.
Luego, su fría mirada me indicó
que yo solo había sido
una muesca más
en su barra de labios.
Eladio Méndez. Corazón convulso. Ed. Wanceulen, 2021
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