Instrumento de locura
tranquilo como la noche.
Impaciencia turbia y mala
que, indiferente, responde.
Fría ausencia perseguida
entre abrazos consagrados
de mirada venenosa.
Fragilidad de la vida.
Perfiles nunca precisos.
Paisajes desde la sangre
azuzándome en los ojos
la claridad de su cauce.
Odio cansado de esperas
a la sombra de mi cuerpo.
Manos que nunca saciaron
la plenitud de su sueño.
Perfiles nunca precisos.
Fragilidad de la vida.
Fría ausencia perseguida
y triste verdad que miente.
***
Como la sombra de un sueño,
dormida en rabia celeste,
el mundo amanece mudo,
sin ojos que lo contemplen.
Todo lo que abraza el cielo
de este día indiferente,
se resume en el desprecio
del abismo de mi mente.
Martirio del pensamiento,
el corazón de la noche
no termina en el misterio
ni en la aurora que lo esconde.
Intrusa carne baldía
torturada por el tiempo,
atizada por la nada
y ofrecida en el silencio.
La piedad nunca buscada
y encontrada para siempre.
El clamor de sus atajos.
Sus caminos sin presente.
***
Como lo más difícil de este mundo
aman, con la alegría de tu cuerpo,
las
cosas que regresan del destierro.
Tu boca rabiando por mi boca.
Tu carne por mi carne.
Tus labios restregándose en mi cuerpo.
Como
lo más hermoso de la vida,
tus
ojos que me llaman en silencio.
Manuel Ruiz Amezcua. Una verdad extraña (poesía 1974 - 2021). Ed. Comares, 2021
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