Para
vivir aquí,
para
seguir viviendo,
cuánta carne de cuerpos indefensos
arrastran medio muertos
los ojos que alimentan este infierno.
Cuánta
boca entregada
a
un dominio sin fuego,
y
cuánta ausencia fría,
y cuánto mundo incierto
bajo el azul del cielo.
Cuánta hermosura negando su deseo.
Gozando frente al mundo
he visto demasiados labios secos
negándonos la vida
y robándonos lo eterno.
Si escuchamos los siglos
siempre gritan lo mismo.
Si alumbramos el grito,
nadie nos da cobijo.
Nos cambiamos de cielo
bajo el mismo desierto.
Nos ofrecen destierro
pero damos deseo.
Protegemos la carne
cuando la carne estorba.
Olvidamos el cieno
pero el barro nos nombra.
Renegamos del mundo.
Sobre charcos de niebla invocamos perdón.
Pero el mundo se venga.
Maltratamos entrañas.
Desahuciamos conciencias.
Malgastamos esperas,
y el auxilio no llega.
Cuando todo está lejos,
cuando nada se escucha,
el venero está cerca.
Pero el agua se oculta.
No servimos para nada
si no usamos la palabra
y atestiguamos la causa
No contamos para nada
cuando le damos la espalda
a
la mentira tramada
No nos sirve para nada
la belleza ensimismada
cuando los labios declaran
lo contrario de la cara.
De nada nos sirve nada
si sólo queda la rabia
convertida en una infamia,
prohibida por quien la llama.
De qué sirve la esperanza
si la vida está dañada
por los ojos de la noche,
por las manos de la nada.
***
MÁS ALLÁ DE LA CULPA
Ven lo que está pasando, pero callan.
Saben que el poder miente. Reconocen
el sufrimiento inútil,
la injuria soportada
y la injuria indiferente.
Pueden evitarlo todo,
pero callan.
Saben
que el poder trafica
con el dolor ajeno. Con el frío
del miedo, con los escondrijos
y las puertas
falsas.
Y saben que existe la humillación,
ese depósito de lepra
y llagas encendidas
donde cuece la maldad infinita
de quien no tiene amparo.
Pero siguen callados.
Todos callan y callan,
amparando al verdugo.
Manuel Ruiz Amezcua. Una verdad extraña (poesía 1974 - 2021). Ed. Comares, 2021
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