ARBEIT MACHT FREI[1]
dedicado
a Jorge Riechmann
por su libro trabajar sin destruir.
La
identificación entre capitalismo y realidad
tiene como efecto convertir la vida en la
auténtica forma de dominio.
Pero si la vida funciona como una verdadera
forma de dominio,
a la vez, la vida misma se transforma en un
campo de batalla.
Hoy, la vida es el campo de batalla.
(Santiago López Petit,
Breve tratado para atacar la
realidad, p.19)
A LOS HOMBRES hay que enseñarlos
a confiar en las instituciones: en el laboratorio/ en la lírica científica / en
el laberinto bifurcado, hoy de bambú y mañana de barrotes. Hay que confiar en
la mina donde las flores minerales son exprimidas hasta expulsar zumo de
mercurio líquido/ hay que enseñarles a confiar en los laberintos de SAL donde
habitan las sirenas de la gramática oficial.
¿Y A LAS MUJERES? ¿Hay que enseñarles también a competir?
Sí, sobre todo si se mueven entre andamios
académicos / y son alumnas aventajadas de la sintaxis espacial de los
laberintos / y pasan de becaria a secretaria del departamento / en el breve
lapso de un ciclo solar Tzolkin[2]. Hay
que confiar en ellas. / Buenos maestros tuvo quien aún los obedece y bala, /
quien utiliza en alucinada travesía el oscuro poder del conocimiento, porque el
trabajo es… el pan de sus hijos.
Y YO, EL IMPOSTOR de la ciencia,
maldigo la honra y la memoria, el deseo y el dolor fabricado / a costa de mi
reputación trenzada en la flor de la locura o en la flor de la pereza. No trabajar para el enemigo: he ahí mi
máxima. /¿Acaso es impostura/ mirar
nítidamente las cosas que son las cosas,
LOS IMPOSTORES de la ciencia, como yo, / engañan a quienes truecan
llanuras por abismos. El verdadero
impostor precipita los verbos / en el caldero de los conjuros / y luego se bate
en retirada / con el olor del patíbulo a cuestas. / Sus delirios y sus lamentos imponen un nuevo
orden / en los escenarios académicos: / nunca admite a los oráculos de la farsa
hipócrita y fingen pusilánimes el afecto en los aniversarios de los jubilados/.
El verdadero impostor necesita ceñir la fantasía y la ilusión. / Es adicto a la victoria que parece
derrota; amaestra perros de aguas que les
lavan sus sentencias/ y no se contagian
de la mortecina palidez del poder / que usa aforismos adulterados como: "el poder es el mejor afrodisíaco".
EL PODER sólo tiene amores protagonizados
por las reglas de la tristeza y de la obediencia. ¿Serás tú, voluble lis, otra
flor del Mal o una flor de la Elocuencia (Zoraida)? Ojalá los restos de tu
corola fuesen devorados por los escarabajos de las dunas. Abajo el poder de la luz
del conocimiento y su lenguaje especular/encriptado. Arriba las tinieblas del poder de la poesía: el saber definitivo.
SAL, Editorial El burro verde, Moguer, (2012). Agotado
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