Si digo sacar brillo
será porque ese brillo que persigo
andaba por ahí
metido en un cajón, esperando su turno
para ser descubierto tras pesquisas. ¿De qué
pesquisas hablo? No de huellas o manchas
halladas lupa en mano sino de repetir
procesos, de insistir con el centrifugado,
de setecientas vueltas por minuto
que nos entregarán la ropa casi seca. voluntad
de mejora, cada giro
depura el resultado. Todo tan parecido a las labores
que realiza el arqueólogo: frotar y desvelar,
arrancar del subsuelo ráfagas de pasado (se agradece
su esfuerzo por encumbrar el brillo
hasta la superficie). Maldito sea entonces
el suministro eléctrico
por hacernos creer que la luz cotidiana
la emitíamos nosotros. Cualquier interruptor
que pulses lo desmiente, de ahí la dificultad
de renunciar al lujo de los lúmenes, al lujo
de encender.
Mercedes Cebrián
Nos faltó propulsión
–Planeta Clandestino 126–
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