Las autoridades sanitarias advierten: El humo contiene bence-
no, nitrosaminas, formaldehído y cianuro de hidrógeno
Lo del cianuro acojona al más «pintao». Eso es cierto. Pero
lo de las nitrosaminas, no me digáis. A mí las nitrosaminas
me suenan a bífidus activos y Pharmathon complex y cosas de
esas sanas con proteínas. Un poco ambiguo el mensaje. Si es
que los buenos publicistas están haciendo anuncios de com-
presas, «Hola, soy tu menstruación». Eso sí que mola.
Además hablan del humo, ¿de qué humo? Hay muchos
humos, ¿pero es que yo por el contexto debo deducir que se
trata del humo del tabaco? Claro, si se supone que entre mi
vocabulario pasivo se encuentra formaldehído, sabré tam-
bién que se trata del humo del tabaco porque el mensaje vie-
ne en un paquete de Cámel. No se trata del inofensivo humo
de los tunning con tres tubos de escape, ni de los ecológicos
humos de la central térmica que no contienen cianuro ni
benceno ni cosas de esas malas. El humo de las centrales
térmicas contiene azúcar glasé y perfume de lirios. Eso reza
en los letreros de la entrada de la central. Esta central es cien
por cien inofensiva con el medio.
Y es verdad, el medio siempre que puede lo dice. Si a mí
las tres toneladas de dióxido de carbono de la central térmica
me la refanfinfla. A mí, de verdad, lo que me hace daño son
los tres miligramos de nitrosaminas del humo del tabaco.
Las autoridades sanitarias advierten, y advierten mucho
y advierten bien (arial 25, por lo menos), pero creo que ad-
vierten a los que no deben
Ramón Santana. Presupuesto sin compromiso. Ed. Baile del Sol, 2014
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