CUESTA TANTO CRECER
Es cierto,
mucho cuesta
crecer.
Envejecer es
fácil:
días que se
derriten como cera
y acumulan
el polvo
que apolilla
tu espalda.
La costumbre
te abraza
como un
abrigo manso y la esperanza
te ciega el
futuro con paraísos
de pega al
fondo.
Eso lo hace
cualquiera.
Pero, ¡qué
difícil crecer!
Asumir la
fragilidad del trino
pero seguir
cantando
a plena voz
hasta ahogar la angustia.
Desterrar la
fe de la infancia
y cambiarla
por un cuenco vacío
y roto
encontrado en el vertedero.
Recorrer un
camino pedregoso,
los pies
descalzos sobre los guijarros
con sus
aristas cortando la piel
hasta que no
puedes más y te entregas.
“Here is no
water but only rock”,
si hubiera
un poco de agua entre las rocas
podrías
limpiarte las heridas,
suavizar la
renuncia
y aceptar
que no hay nada, sólo roca
o seguir
adelante...
Pero, ¿cómo
enraizar en una tierra
reseca,
entre la piedra y el escombro,
si está
muerta del todo?
A GOLPE DE SILENCIO
El viento en
ráfaga arrastra la tarde
como un
pelele roto
y azota la
casa una lluvia gris
que me
arrebata el ánimo.
Así todos
los días.
Y me
entretengo contando las gotas
que
estrellan los cristales
y recorro su
estela en el alfeizar
o persigo
una hormiga
que ya no me
conoce
o me entrego
a la rabia
a golpe de
silencio.
Todo para no
verte,
para no
saber que vives conmigo,
que duermes
bajo mi cama y esperas,
me esperas
agazapada detrás
de todas las
puertas y entre los tarros
de la
cocina, disfrazada de otro.
Aparto la
mirada
si veo que
me observas o reclamas
mi atención;
no confío
ni me atrevo
a saberte a mi lado,
ni me
acostumbro a tu reflejo en todo.
Sola sigo
jugando cada día,
sin abrazar
la vida mientras llegas.
No sé, no sé... Eso de que "envejecer es fácil" desde luego no es mi caso. Tal vez asumir la vejez sea, por decirlo así, un arte, el arte de IR, pero ¿es que existe arte fácil?
ResponderEliminarSalud e insurrección!
"Envejecer", "crecer", cuántos sentidos en cada palabra. Puede ser que tu "envejecer" tenga mucho en común con mi "crecer", tal vez.
EliminarSalud e insurrección!
Muchísimas gracias, Antonio. Un honor encontrarme junto a tantas voces insumisas. Un abrazo. Amalia
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