Un noche llegó un padre y le contó el cuento a su hijo:
“Hubo una vez tres cerditos con la peste porcina, que violaron al lobo en peligro de extinción en su propia cueva.
Hubo una vez un niño que se llamaba Peter, que no pudo comer pan en el país de Nunca Jamás.
Erase una vez tres cazadores que abatieron con lanzas a Caperucita de la Vega porque era tradición.
Hubo una vez una limpiadora con el cabello Ceniciento que a las doce de la noche cogía el autobús de color calabaza que va al extrarradio.
Hubo un bosque de hadas que hacían la calle donde concedían los deseos más sucios a dignos padres de familia.
Bambi tuvo un hijo que le salió carnívoro.
El patito feo ligaba con los cisnes por simpático.
La ratita presumida se puso botox y la contrataron en Tele 5.
Hubo una vez un pulgar que se llamó Pulgarcito, porque lo cortó
una máquina que no pasó la revisión.
Pinocho era de aglomerado, trabajó en Ikea, y fue despedido al combarse, por coger humedad en los huesos.”
Erase una vez un niño al que le contaron los cuentos al revés, para que llegara a mayor totalmente confundido.
Juan Leyva. En Voces del Extremo. Antología 2012/ 2016. Antonio Orihuela, coord. Ed. Amargord, 2017
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