dieciocho
Era tu aliento
sangre ya solo pintada sobre el suelo sin que pareciera un pájaro
o la hoja
gastada del olmo.
tu cuerpo barco
de caderas levantando una montaña que daba de comer a los besos
labios de hambre
de la carne derrumbada en el éxtasis.
en
la
ausencia.
He perdido mis
trozos en tu piel callada.
....
diecinueve
Miras y el mundo
es un espejo
Y a tu espalda
un atrio que aguarda el sonido de los pies viniendo.
Esa espera como
una sima de jarabe denso con las orillas mirándose.
Tus brazos saben
este sonido y esperan doblados sobre tu cabeza
como una barca
surcando el horizonte de un tiempo sin tasar.
Dices algo a ese
rostro que siempre habita el aire y un escalón de ternura
se descuelga
llano alándose por tu costado.
....
veinte
Las aspas rojas
en los ríos destejen la madeja de un
agua que va a los tiempos.
Las orillas
esperan como una granada rota
alma fría
líquida
voz no
atravesable.
Irse no es un
viaje definitivo cuando se quedan los ojos girados llenos de tiempo ido.
Amar con la raíz
en las hojas en la mano que volea el olor de la planta colmada.
La flor ya verso
ojo abierto
ignora el tallo
que alza su
aliento.
Irse es un viaje
que se queda mientras vives.
....
treinta y dos
Desdobla tus
ojos de cielo negro y llama a mi espejo ahora con tu rostro al lado del ave de
tu mano columna que lima el dulce de tu corteza abierta.
....
cincuenta y tres
Cuando estemos
sin dios el Hombre tomará la palabra.
Tendrá su tiempo
con la razón de
su ser fuerza entera de nacido ya no podado o preso.
Con la razón del
mar
que pervive y no
mata a sus peces ni a sus aves
de los infinitos
en voz indetenida contra el mal aniquilante de los pequeños amos
de los microbios
ignorados y sus secretos del tiempo y el
tamaño cumpliendo la vida
de la galaxia
expansiva inevitable que se queda sin dogmas y viaja haciéndonos preguntas cuánto dónde mide años luz dios dime tamaños
nada materia dónde mide.
Tomará la
palabra talada hace milenios
la escrita en
las semillas de las madres
la que secaron hasta
la sangre aquellos inventores de cualquier eternidad
la del juego
invariable de la granja establecida decapitando el alma
la de esa
cobardía de la indolencia que ni mira que hay más ojos ante sus ojos.
La que nos haga
buenos por nosotros mismos y nos vele mirando el camino.
Ya descolgado el
trampantojo la mentira miraremos el tiempo cara a cara.
Su brevedad de luz
de amor en nosotros por los otros.
Amar-nos-otros-amar-nos-otros- amar-nos-otros-amar-nos-otros- amar-nos-otros.
....
cincuenta y cinco
¿Dónde
se giran las tornas en las
células crecientes
para que las manos no se
estrechen blanqueando la boca en el amor
para
que la voz no construya un puente
y las orillas no se miren o
acaricien
o levanten la escultura completa
de una bondad
para
que la vida no valga la vida
y ni un trozo o nada
por un tiro
Sé que hay
una escuela verdadera que hace seres y abre el alma.
Una escuela
que te roban y aminoran los tiranos
para que no sepas, ni te
alces, ni disfrutes, ni pienses,
ni comprendas el mundo
ni cambies su orden
ni te de tiempo a ser
bueno en plenitud.
Marcelo Díaz. Sin cie (l/n) o. Ed. Huerga & Fierro, 2013
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