documentos de pensamiento radical

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martes, 31 de julio de 2018

O soño de Europa



hai, nos pregues deste mapa, unha corrente de aire
de temperatura indeterminada, incalculable
unha bandada de paxaros autistas e asíncronos
un cardume de peixes en proceso de secado
por exemplo filetes de bacallau como sabas onde proxectar
a vergoña dun continente enteiro
unha bogada enteira de sabas
tendidas ó clareo dun sol en proceso de descomposición
un círculo de estrelas moribundas
un círculo que non acerta a debuxar unha constelación
―nin sequera a forma aproximada da boca dun pozo negro―

hai un dicionario con tapas de pel e fío de ouro
vomitando escusas, fronteiras, zapatos desemparellados
bonecas que aprenden a levitar para non ter que tocar o chan cos pés
para ceibarse de arder, de se derreter
nun inferno de experimentos macroeconómicos

ás veces, nese proceso de reencarnación
―no desesperado último intento de fuxida―
as bonecas ensaian novas técnicas de escapismo
por exemplo reencarnárense en manequíns
poboando entón, ó azar, os escaparates dos bulevares
nas capitais dun progreso pornográfico
ou os estantes descatalogados dos almacéns
nas factorías do esperpento

hai un manual de instrucións
un titorial para non cometeres erros de principiante
na solicitude dun subsidio destinado a mudares de pel
e convertéreste nunha víbora das boas
isto é
un réptil poderoso, con familia, tarxeta de crédito e un pasaporte
en cuxa fotografía apareces con gafas de espello
e a mirada inerte ou esquiva
―derrotada, en calquera caso.

hai, en definitiva, unha península de sangue coagulado
unha terra como anacos de carne pendurando dun mar, unida a el
por apenas un pelello, un cordel de cadáveres acuosos
que non acaban de quedar lindos nas fotografías
cando aparecen sen querer alá ó fondo
detrás dos sorrisos relucentes de bocas cheas que saben pronunciar
―sen pestanexar, sen abrir os beizos nin mover a lingua―
ese compendio de mentiras
para as que xa esgotaron todos os antefaces
todos os disfraces, todas as caretas

como cando din cidadáns e queren dicir mercancía
como cando din cristiá e queren dicir blasfemia
como cando din valores e queren dicir mercado
como cando din tradición e queren dicir xenocidio
como cando din pasado e queren dicir amnesia

como cando din futuro
e queren dicir as mesmas vellas tácticas de exterminio.




El sueño de Europa


hay, en los pliegues de este mapa, una corriente de aire
de temperatura indeterminada, incalculable
una bandada de pájaros autistas y asíncronos
un cardume de peces en proceso de secado
por ejemplo filetes de bacalao como sábanas donde proyectar
la vergüenza de un continente entero
una colada entera de sábanas
tendidas a blanquear bajo un sol en proceso de descomposición
un círculo de estrellas moribundas
un círculo que no acierta a dibujar una constelación
―ni siquiera la forma aproximada de la boca de un pozo negro―


hay un diccionario con tapas de piel e hilo de oro
vomitando excusas, fronteras, zapatos desparejados
muñecas que aprenden a levitar para no tener que tocar el suelo con los pies
para librarse de arder, de derretirse
en un infierno de experimentos macroeconómicos

a veces, en ese proceso de reencarnación
―en el desesperado último intento de huida―
las muñecas ensayan nuevas técnicas de escapismo
por ejemplo reencarnarse en maniquíes
poblando entonces, al azar, los escaparates de los bulevares
en las capitales de un progreso pornográfico
o los estantes descatalogados de los almacenes
en las factorías del esperpento


hay un manual de instrucciones
un tutorial para no cometer errores de principiante
en la solicitud de un subsidio destinado a que mudes de piel
y te conviertas en una víbora de las buenas
esto es
un reptil poderoso, con familia, tarjeta de crédito y un pasaporte
en cuya fotografía apareces con gafas de espejo
y la mirada inerte o esquiva
―derrotada, en cualquier caso.


hay, en definitiva, una península de sangre coagulada
una tierra como cachos de carne colgando de un mar, unida a él
por apenas un pellejo, un cordel de cadáveres acuosos
que no acaban de quedar bonitos en las fotografías
cuando aparecen sin querer allí al fondo
detrás de las sonrisas relucientes de bocas llenas que saben pronunciar
―sin pestañear, sin abrir los labios ni mover la lengua―
ese compendio de mentiras
para las que ya agotaron todos los antifaces
todos los disfraces, todas las caretas


como cuando dicen ciudadanos y quieren decir mercancía
como cuando dicen cristiana y quieren decir blasfemia
cómo cuando dicen valores y quieren decir mercado
como cuando dicen tradición y quieren decir genocidio
como cuando dicen pasado y quieren decir amnesia


como cuando dicen futuro
y quieren decir las mismas viejas tácticas de exterminio.




Carlos Da Aira

1 comentario:

  1. "Hay, en fin, cuando uno tiene hambre y sed, alguien que os expulsa."
    A. Rimbaud

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