Vengo del otro lado de los kilómetros
de oír a Leroi Jones tocar las congas
en un sueño vertiginoso.
Caminé en silencio tras los versos y las visiones
de Ginsberg, Kerouac, Corso y Ferlinghetti,
incluso llegué a desvelar
la tortuosa languidez de Emily Dickinson
entre los acólitos del terror.
He sido siempre mi mejor enemigo
no tuve miedo cuando hube de traicionarme
porque en toda traición existía una redención.
Vi los restos de un naufragio
levantarse contra el destino.
Muchos de nosotros escribimos
los mejores poemas con nuestros cuerpos
Jehová enterrado, Satanás muerto
—leí a Cumings—
y también hubo mañanas sin sol
y noches con dos lunas
dónde nos arrastramos embriagados
hacia el misterio
y cada paso, cada verso, a ciegas
se convertía en un riesgo
en el riesgo del placer.
Uberto Stabile
En Hey! Jack Kerouac. La huella beat en la poesía en lengua española. Colección Oveja Negra. 2018
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