las
amas de casa
empiezan
a hacer la comida
a
las ocho de la mañana
como
un ritual
que
se prolonga
casi
hasta
la cena
son
las once aquí en el poema
y
huele a lentejas
a
caldo de pollo
a
guiso
desde
cada ventana
se percibe
con
varias horas de antelación
la
dieta semanal
de
los vecinos
He
visto encenderse las luces de la galería
he
pensado en
cuánto
esfuerzo le costó a mi madre
reunir
dos mil euros para pagar
con
un sobrecito blanco entre las manos
mi
primer coche: un Hyunday Getz color azul
de
segunda mano
sin
aire acondicionado
cuántas
veces tuvo que cobrar mi madre
su
pensión
para
alcanzar a pagar el coche
para
darme aquello que me permitiese
sortear
las fronteras del barrio
los
trayectos infinitos dentro del autobús
cabezas
apoyadas contra el cristal
traqueteante
los
brazos puestos en cruz sobre bolsos y mochilas
He
visto encenderse las luces de la avenida
he
escrito esto para no olvidarlo
he
pensado en
el
esfuerzo de las madres
en
el
sacrificio constante
por
financiarnos las maneras de huir
del destino en que nos
parieronÁngela Martínez-Fernández. Huracanes en la periferia
Fotografía de Carmen Lourdes Fdez. de Soto
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