Esta tarde me he sentado
a mirar la montaña
de mis sueños
y a recorrer mi vida
Echo la mirada atrás
y tengo la conciencia
de no haber hecho
todo lo necesario
Viví parte de mi vida
bajo una dictadura
y no hice nada por
evitarlo
Debería haber matado o
ser muerto
Tenía que haber hablado,
solicitado, pedido,
rogado…
relaciones a cada mujer
de la que me enamoré
Pude hablar y no lo hice
con Paul Bowles una tarde
en un cafetín del Zoco
Chico
o con Juan Goytisolo
en la Yemaaa L´Fna de
Marraquech
Sí hablé con Fernando
Fernán Gómez
en unas jornadas
libertarias allá por el 77
y con Eduardo Galeano
en el Metro de Madrid
Contemplé injusticias
y no hice nada por
vengarlas
Fui cobarde, débil
No asumí mi
responsabilidad
Volé sobre el Océano
como un ave fénix
que jamás ardió
No tuve que renacer
Crucé el Estrecho de
Gibraltar
y Los Andes y el
himaláyico Khumbu
y el Canal de Beagle y el
Pirineo
Y el Gran Canal veneciano
Antes, cada verano
bajaba la cuesta de
Perales
y el contraste entre los
montes de yeso
y el Valle del Tajuña me
embriagaba
La suerte, diosa o diabla
me ha sonreído en multitud
de ocasiones
y en medio del sendero me
halló la cálida umbría
de una mujer joven
Debí arriesgarme más:
las montañas, los mares y
los viajes
estaban ahí y yo no me
atreví
Fui cobarde
Quiero descansar mirando
al Ocejón
donde no haya cruces
Y parte de mí
se extenderá por su
cumbre
Vi la belleza de cerca
y a veces la poseí
y a veces me poseyó
Esto fue lo mejor
Fernando Barbero. La magdalena de Bukowski. Ed. Amargord, 2020
Fotografía de Jesús Aller
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