“Como la propia vida, soy a ratos destructor y a ratos nutridor, a ratos salvaje y a ratos
domesticado, a veces solitario y otras comunitario”.
(Sheldon Kopp)
Llevar una vida lo más equilibrada y feliz posible, pasa por “integrar los opuestos”, es decir,
reconocer e integrar las propias contradicciones de nuestra personalidad, sin que ello nos
genere sentimientos de inferioridad o superioridad. De tal manera que nos permita encontrar
nuestro—hueco—en este mundo (como diría Antonio Gala en su entrevista con ‘el loco de la
colina’ ser Tesela de un gran mosaico y encontrar tu hueco en este mundo), y desde ahí,
veamos este mundo ni grande ni pequeño, sino nuestro, y no andemos todo el tiempo
como—huyendo (como tan bien apuntó el poeta emeritense Delgado Valhondo)—en una
búsqueda incesante.
Para mí, hay un mito, el de Ceres y Proserpina, que ilustra espléndidamente esto que digo. Nos
habla de dicha integración de los opuestos, con el descenso cíclico de Proserpina cada otoño,
cuando los árboles se desprenden de sus hojas, hacia el mundo subterráneo del
subconsciente, descenso al mundo de las sombras, a esa parte de nuestro interior que no
podemos, o que no queremos ver; para renacer posteriormente cada primavera, con una
nueva luz, una nueva esperanza, atravesando así el abismo de lo insondable, de lo
ignominioso, de todas aquellas partes de nuestro ser que necesitan ser escuchadas,
aceptadas, como partes integrantes del—todo—que somos.
Igualmente, los principios de la filosofía Hermética, nos hablan desde bien antiguo, que los
extremos se tocan, que las paradojas se reconcilian, que ninguna verdad es totalmente
verdadera o falsa porque todo dependerá del color del cristal con el que se mire, de la
perspectiva en la que cada uno se posicione para analizar la cuestión. Que todo asciende y
desciende en un fluir constante, en un movimiento pendular si se quiere, como en un continuo
vaivén o balancé, que nos hacer circular de un extremo a otro. En definitiva, que nadie hay
totalmente bueno o totalmente malo, que todos tenemos nuestras sombras y nuestras luces.
Encontramos otros ejemplos de esta paradoja de la reconciliación, por citar alguna que me
interesa especialmente, como las prácticas de ‘tantra sexual’, de la unión de lo masculino con
lo femenino, en donde el enroscamiento de la energía sexual, serpenteando por la columna
vertebral, en el éxtasis orgásmico de la energía ‘kundalini’, se da como un encuentro constante
entre la energía masculina y femenina, entre las energías del cielo y de la tierra, entre lo que
está afuera y lo que está dentro, lo que está encima y lo que está debajo, entre la derecha y la
izquierda. Un encuentro entre el placer y el dolor que procuramos, como en un equilibrio
constante entre lo que damos a la vida y lo que tomamos de ella, un equilibrio de la fuerza de
la vergüenza que nos paraliza y que nos impide pasar a la acción.
Y es en esta acción donde quiero recalar, e invitar a todas, a todos, a mirar a nuestra España
desde una óptica sosegada, sin odios ni rencores, algunos viejos, otros meramente ficticios,
que lo único que hacen es invitar a la ceguera y a la sinrazón. Porque otra España es posible,
positivista y posibilista, con ganas de progresar en conjunto, no solamente para unas pocas
oligarquías de siempre, sino para todas, para todos. Desde una óptica más ecosocial, más
ecofeminista, mas ambientalista, más inclusiva y diversa; más plural.
Porque si seguimos empeñados en atraer a fantasmas del pasado, con el vociferío mediático,
con noticias falsas circulando libremente por la red, con el anuncio constante del apocalipsis,
no nos extrañe que perdamos de vista lo esencial. Que el ser humano nació libre para amar,
para reunirse libremente, para compartir sus conocimientos y acometer las tareas conjuntas
según las posibilidades de cada uno. Para organizarse y habitar este planeta en armonía con el
resto de seres que lo habitan. Y que, si no hacemos caso a todo esto, finalmente atraeremos
más desdicha a la que ya soportamos cada día y quién sabe si de una manera irreversible.
Rafael Santana. Diario de una inquietud. 2023
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