Sube hasta lo más alto.
Despliega tus alas.
Guíanos con tu luz.
Que la más alta oscuridad nos acecha, la oscuridad que muele las
piedras, para convertirlas en asfalto estéril, en cemento gris, para
levantar paredes que nos impidan ver más allá del horizonte, la
oscuridad que poco a poco todo lo envuelve.
Así que, no te engalanes todavía.
Que el perfume del jazmín en la biznaga, no embriague tus
sentidos.
Aún tienes que brillar, Farola mía.
Pon tu “gas” a punto.
Hincha tus velas al viento y sopla, clara y esbelta.
Que aún los marineros no se han echado a la mar.
Alumbra con tu luz la oscuridad que se avecina.
Pon tu sol en los corazones de aquellos que solo traen oscuridad.
Que quieren cubrir con su manto gris, toda la luz antigua del mundo,
que nos hizo hijos de este paraíso.
Málaga ciudad del paraíso, que diría el poeta Aleixandre. Ciudad de
velas y versos. De poetas y sueños. De amores y duelos.
Málaga mía, que te levantas del sueño de los mortales, de las
tierras hoyadas tras la conquista. Que llamas a mi memoria para
que no me olvide de ti.
Para que levante mi voz contra los que quieren vender tu suelo a la
especulación y la impudicia del capitalismo más salvaje.
Y no digo que no. Que sí, que está bien, más negocio, para
algunos… Claro, hay que atraer nuevos turistas, más turistas
andando por nuestras calles, llenando nuestras tiendas,
consumiendo en nuestros bares. ¿Pero verdaderamente es esta la
clase de negocio que queremos para nuestra ciudad?
Mientras… la tarde va cayendo, volviendo más intenso el azul
‘marengo’ del mar, que se va con el poniente, hacia el fondo del
“mare nostrum”.
Me asomo al muelle, veo los peces nadar tranquilamente en sus
aguas.
Más allá, se recorta la figura de la “manquita”, la única torre de la
Catedral y la fortaleza de la alcazaba comienza a iluminarse.
Qué tiempos aquellos de los andalusíes, que atracaban sus
embarcaciones hasta el mismo muelle de la aduana, cuando aún el
parque era solo el sueño de su creador, y mucho antes que ellos,
los fenicios, venidos de las lejanas tierras del Líbano, atravesando
el Mediterráneo…
Hoy un gran proyecto de rascacielos en el mismo muelle, puede
arrebatarnos esa línea del horizonte. Solo por la codicia de algunos,
por la avaricia desmedida del poderoso caballero “don dinero”.
Habrá un día en que entre todas y todos podamos ver una tierra de
libertad, como cantaba el poeta. One day! One day! decía Marley.
Un día en que podamos ver despejado el cielo de esperanzas
futuras. Un inmenso horizonte lleno de vida y no de ilusiones vanas,
efímeras.
Oh Farola, Farola mía, Farola de todas y todos.
Farola que sí alumbras, porque estas llena de “gas”, henchida de
gozo, al vernos caminar juntos, de la misma mano, en la misma
dirección, a favor del mismo viento, en pos del mismo cuidado. El
cuidado de este Planeta en el que viajamos juntos.
Sumando belleza,
sumando alegría,
sumando igualdad.
¡Sumando dignidad!
Cuidando de que la belleza se instale en nuestros corazones, en
detrimento de la fealdad.
Me espumas, soleada.
Enalteces mi alma.
Limpias mi corazón de alborada.
Calientas mi sangre azul marengo que se vuelve escarcha, cuando
a la sombra me encierran, cuando cercenan mi libertad.
Bajo la luz tenue de tu “luz de gas”, me pongo a bailar desnudo bajo
las estrellas. Me siento lleno de gozo, porque no me cabe más
corazón dentro del cuerpo.
Sólo
me cobijo,
a la luz de tu farola,
mi Farola,
nuestra Farola.
Rafael Santana. Diario de una inquietud. 2023
Fotografía de Ambar Past. Varanasi.
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