para Nega y Arantxa Tirado
¿Ha muerto la clase obrera?
Los trabajadores no, pues
están ahí.
¿Pero alguien se acuerda de
la clase obrera
si no es para denigrarla,
parodiarla o burlarse de ella?
La izquierda se quedó sin
imaginario
y la derecha ha llenado ese
hueco
con la limpieza de la raza,
la patria,
y el peligro de la inmigración.
¿Es que acaso ha
desaparecido la opresión,
la explotación o la
alienación?
¿No es hermoso pertenecer a
una clase
que tiene como misión
histórica
conducirse hacia la
libertad,
la igualdad y la fraternidad
nunca alcanzadas por el
capitalismo,
empujar desde donde la
burguesía,
feliz con sus privilegios,
dejó a la humanidad
abandonada a su suerte?
¿No es hermoso pertenecer a
una clase social
que puede funcionar sin
jefes?
¿No es hermoso pertenecer a
una clase social
que puede parar la producción
cuando quiera?
¿No es hermoso pertenecer a
una clase social
que cuando decida sacudir
sus cadenas
liberará además a toda la
humanidad de ellas?
El punki radical, el
estudiante de filosofía
y el profesor de políticas
lo saben,
pero no serán ellos los que
tumbarán el sistema,
el sistema caerá cuando las
amas de casa,
los agricultores, los
ganaderos,
los camioneros, los
reponedores de almacén,
las camareras, las cajeras y
los fontaneros
se junten en las plazas y,
en asamblea,
decidan marchar contra las
comisarias,
ocupar los bancos, dinamitar
la televisión.
Antonio Orihuela. Camino de Olduvai. Ed. Irrecuperables, 2023
Sí, es hermoso -y necesario- pertenecer a una clase social que puede parar la producción cuando quiera. Pero a veces cuesta mucho todo el apoyo y dedicación para seguir en la lucha diaria. ( con todo mi respeto)
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