Cuando era católico, mis ojos eran
para el Niño y la Virgen,
cuando me hice budista,
puse mi vista en el fuego
que miran los pastores,
cuando me pasé al zen,
solo tuve ojos para el vaho
que sale de la boca del buey,
esta mañana
me he quedado mirando
la caja donde guardo
las figuritas.
Antonio Orihuela. Camino de Olduvai. Ed. Irrecuperables, 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario