LA LLAMADA: evoco a mis antepasados
maestros en el arte de la tanatopraxia;
a mis ancestros, que despellejaban cabras,
borregos, y, de vez en cuando, un buey;
que desollaban conejos y liebres,
socarraban cerdos, y, casi siempre,
en agua hirviendo, gallinas moribundas,
eran desplumadas. añoro,
todo un sinfín de habilidades
que me impresionaban de niño,
hoy, que no soporto la belleza
de los telediarios.
*
BROCHE DE ORO O EPÍLOGO: lombrices
que trituráis la tierra
estómagos que digerís
la soberanía de un pueblo
la soberanía de un pueblo
cagarnos cagarnos cagarnos
cagarnos la luz propia
de las tinieblas, pues si nos agraciasteis
de las tinieblas, pues si nos agraciasteis
con la oscuridad: las entrañas
nos pertenecen
nos pertenecen
cagarnos cagarnos cagarnos
hacer del vientre un corazón
qué importa su negrura, pero
por fin: un corazón
Gsús Bonilla. En: Voces del Extremo. Poesía y resistencia. Ed. Amargord, 2013
Foto: Kaiko
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