documentos de pensamiento radical

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lunes, 30 de junio de 2014

VOCES DE LA MEMORIA




CELULOIDE COLECTIVO: EL CINE EN GUERRA


Director: Óscar Martín
Año de producción: 2009
Género: Documental

Actores: Manuel Vicent - Historiador Josep Lluís Sirera - Historiador Teatral Albert Girona - Historiador Juan Mariné - Director de fotografía


Fecha de estreno: abril 2010
Formato DVD. 11’95 euros.

http://www.frikifilms.com/ficha-pelicula.php?id=27

En julio de 1936 tiene lugar el levantamiento militar contra la República iniciándose la terrible Guerra Civil Española. La calles son tomadas por la clase trabajadora, para los anarquistas empieza la revolución social. Los espectáculos pasan a ser socializados, surgiendo un modelo de producción y exhibición de películas nunca antes visto en la historia del cine. Entre la amplia producción de películas realizadas, destacan los documentales educativos y de propaganda, largometrajes de ficción, comedias, musicales infantiles y la película más costosa del cien español hasta la fecha. Los ojos de la cámara registran la palpitante realidad de unos hechos que hoy poseen un extraordinario valor documental, como testimonios vivos de la historia.

La voluntad de iluminar este período cinematográfico español tan escasamente abordado es motivo más que suficiente para interesarse por la valiente propuesta de los hermanos Oscar y David Martín, ambos responsables de Celuloide Colectivo (2010). Sin embargo la iniciativa va mucho más allá que la mera ilustración de imágenes rescatadas pues formalizan un trabajo riguroso y sólidamente articulado. Además hay una presentación de sabrosas entrevistas que colorean y enriquecen el certero pulso de la película mediante un fluido hábil de voces autorizadas, de imágenes de ficción y documentales. A partir de los avatares de la Guerra Civil se ha tratado de explorar y redescubrir las producciones anarquistas y sindicalistas que se encontraban en el más absoluto ostracismo ya que tras el incendio en los laboratorios de Madrid Cinematiraje -lugar depositario de las mismas- se quemó todo este fondo cinematográfico que ha sido un testimonio fehaciente del bando de los perdedores. En la actualidad, tanto la Filmoteca Española como los historiadores y especialistas han aunado fuerzas con el fin de salvar cuanto sea posible y de este modo rescatar una industria nacida en el gobierno republicano cuya socialización impulsó un cine de combate.

En las primeras imágenes de Celuloide Colectivo ya nos informan de los materiales que van a manejarse: una combinación productiva de imágenes de archivos con entrevistas de expertos sobre las películas y los responsables de las mismas. En el prólogo, Román Gubern, Afonso del Amo, Basilio Martín Patino y la voz de Juan Mariné van asegurar el protagonismo capital que supuso la producción colectiva de los materiales cinematográficos generados durante la Guerra Civil Española desde el bando republicano. Una vez presentado el título de la película que nos ocupa (acompañado de un subtítulo: el cine en guerra), surge el plano general de unas imágenes de archivo que muestran la explosión de una bomba en medio de una barricada. Después aparece un mapa de España ardiendo mientras emerge el conocido himno republicano. A continuación se mantiene la imagen de archivo del mapa de España e irrumpe la sobre impresión de unos rótulos informativos, los cuales datan el inicio del conflicto bélico nacional -19 de julio, 1936-. La música sigue uniendo las diferentes imágenes documentales: milicianos alzando el brazo y saludando a la cámara, llenos de júbilo, y luego se pasa a un par de planos generales donde vemos desfilar ordenadamente el ejército republicano. Al concluir estas imágenes irrumpe Basilio Martín Patino hablando de su experiencia personal sobre la guerra cuando vivió de joven en la Salamanca beatífica, adormecida, señorial y franquista en contraste con la Madrid valiente, viva y revolucionaria que descubrió poco después. Una vez que Patino manifiesta sus recuerdos juveniles del estallido de la guerra vuelven a surgir unas nuevas imágenes documentales para incorporar a otra de las figuras fundamentales de dicha contienda: el sindicato anarquista CNT, cuya hegemonía entre la clase trabajadora ostentaba el poder civil. Con el fin de reflejar esta circunstancia histórica, muestran el Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona (1936) de Mateo Santos, considerada la primera película del más del centenar que realizarán los anarquistas durante toda la Guerra Civil. De manera que hay aquí una nueva orientación enunciativa marcada por la relación de las imágenes, desde las cuales los autores de Celuloide Colectivo van a generar una nueva construcción de sentido: el conocimiento y la experiencia que tienen de la revelación de las imágenes de archivos, así como de la transmisión del saber facilitado por especialistas, cineastas, historiadores, familiares y técnicos: Alejandro Montiel, Juan Antonio Ríos Carratalá, Emeterio Díez Puertas, Ken Loach, Ramón y Concha García-Bragado Acín, Colette Durruti, Heleno Saña, Albert Girona, Julio Pérez Perucha, entre otros…

A partir de aquí se irán desgranando una serie de valoraciones formales, históricas, sociales, políticas y discursivas de las producciones sindicalistas. Pese a su vida efímera nos ha permitido entrever un variopinto registro de filmes donde la propaganda, la guerra y la sociedad civil eran consustanciales al mensaje libertario. Podemos constatar, incluso, una hibridación de géneros en el interior de los mismos textos. Aurora de Esperanza (1937) de Antonio Sau, o Barrios Bajos (1937) de Pedro Puche, mezclan elementos narrativos tan dispares como el documental y el melodrama, o números musicales -de clara inspiración hollywoodiense- aderezados con leves apuntes sainetescos en Nuestro Culpable (1937) de Fernando Mignone. En estos ejemplos señalados arriba la CNT trató de producir un cine narrativo con vocación pedagógica pero sin olvidarse de promover un discurso afín a los valores ideológicos de sindicalistas y anarquistas. Oscar y David Martín no ocultan las contradicciones y paradojas que sembraron dichas producciones cinematográficas, según las cuales no siempre reunían el mejor de los resultados posibles y, lo que es mucho más relevante, tampoco les satisfacía a los mismos responsables de las organizaciones anarcosindicalistas. Las contradicciones ya se ponen en evidencia en Aguiluchos de la FAI por tierras de Aragón (1936) –serie de reportajes compuesta de tres entregas- ante el apabullante culto a la personalidad de Buenaventura Durruti, una loa de la que el propio líder anarquista rechazaba por chocar frontalmente con los ideales cenetistas.

Con todo, las contradicciones y congruencias del aparato industrial que nos ocupa no son más que un mero reflejo especular de las tensiones generadas por las mimas organizaciones libertarias. Óscar y David Martín han querido singularizar sus luces y sombras con objeto de poner de relieve las particularidades de un cine que se disolvió rápidamente tras la derrota republicana, pero cuya dimensión ideológica se constituyó en el elemento motriz de esta.

Pablo Ferrando García




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