La ministra de Sanidad
no sabe nada de medicina.
El
ministro de Educación
confunde la ESO con el PCPI.
La ministra de Trabajo
no ha trabajado jamás.
El ministro de Justicia
no sabe ni qué es hacer de fiscal.
La defensora del Pueblo
es una marquesa.
En cambio
El ministro de Defensa
tiene intereses en la industria de armamento.
El ministro de Agricultura
es un empresario agrícola.
El ministro de Economía
sigue trabajando para los bancos.
Ya veis, la que se puede liar con un voto.
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014
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