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miércoles, 31 de octubre de 2018

El nido de la palabra (III)

¡Aquí no hay salitre! No hemos encontrado alcanfor en la papilla; divina papilla que nos da la comunión tiesa como papiro de hojaldre, hierbabuena y pasas del tiovivo. Holgazanes somos todos, pero al fin comemos y aleteamos con los pasmos húmedos de la tinaja. Abrimos los ojos con tuercas maestras, y nos sobamos los lomos con tocino de matar. Ya estamos jubilados y amaestrados para correr por cientos de caminos encorchados y malheridos. Ya somos santos y bebemos solsticio de verano. Nos salen branquias por los flemones sin tener culpa de ello. Hay que abaratar el día, pues de otra manera no llegamos. El peinado nos sube un palmo de arroz y nos mosquea el aroma que soltamos durmiendo. En nuestro pueblo, pueblo nuestro, los alfeizares salen a tomar el sol por las tardes, cuando el renglón del libro se sube las medias para ir más cómodo. Las pestañas horrorizan al santo contubernio, pero nosotros somos verdaderos y él es un armisticio ficticio y colorado. Sabandijas planas corren por túneles de opiáceos, dejando un rastro fétido de sermones hermanos. ¿Cuánto hemos de pagar por este trozo de incienso? Alejando, alejando, que va para siete noches que no cubrimos las apuestas; esas que nos vienen dadas por palomas ausentes, esas que cuelan alabastros por el medio de la media, esas que colean lombrices y escarchas y palmadas saltarinas y hombreras cimbreantes y colgantes nenúfares, esas que remiendan los huevos y calambrean pestañas, esas que fuman páginas de almendra y chochean con los sombreros hemipléjicos. Desde aquí se ve a lo lejos lo cercano del puente, por donde pasa el camino de tocino insurgente. Hasta aquí hemos llegado sin vestirnos de leyenda, sin calzarnos de ortopedia, sin cubrirnos de ostras y más parece que estemos al sol que luciendo palmitos de escarlata humeante.

Manel Costa & Curro Canavese. El nido de la palabra. Ed. Sporting Club Russafa.

1 comentario:

  1. Renquea sumido en zafarranchos e inercias que decretan el ‘allá vamos’ anunciando el ‘ya viene’, última y única casi certeza.

    Perder lo que no existe es perderlo todo.

    Salud!

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