Alguna vez estuve en el pasado,
entonces lo llamábamos presente.
Parecía interminable, pero era
tan pequeño y fugaz que terminaba
sin haber empezado. Con el tiempo
aumentó sus dominios, sus fronteras
quedaron rebasadas. Sólo entonces
se volvió interminable y ocupaba
cada vez más espacio: como arena
irritante, entraba en cualquier sitio.
Alguna vez estuve en el pasado:
si hoy volviera a vivir entre sus dunas
no podría quedarme en esa arena
minúscula que enreda, araña, hiere.
José Carlos Rosales
(de El desierto, la arena, 2006)
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