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viernes, 16 de febrero de 2024

3 poemas de NIEBLA EN COSTAFREDA de JOSÉ LUIS GARCÍA HERRERA

 


 

 

BAJO LA TIERRA

 

Busco, bajo la luz del alba,

con las manos en la tierra,

raíces de la memoria perdida,

semillas negras en el olvido.

Sabia memoria de un tiempo

en el que hube de escoger

caminos y sueños que creí

verdaderos, totalmente ciertos.

Sueños que perdí en los días

donde fui discípulo de sombras,

jinete mudo en la noche,

aprendiz de antiguos errores

que nuevos aparecen bajo la luz.

Con ira arranco tierra bajo mis pies,

interrogándome por el hombre

que oculté tras las palabras.

Con desazón remuevo la tierra

donde habré de reencontrarme

con el hombre que ha ido

muriendo en mí.




 

SOLEDAD

 

La soledad es una habitación llena de mí,

con la ausencia desparramada por el suelo

como las hojas de una tarde otoñal,

sin nadie cerca, perdiéndome en el frío.

La soledad soy yo, dueño de mi nada.

El sueño del amor no me pertenece,

ni tampoco aparece entre la retama

cuando abandono el camino.

Avanzo atornillándome el silencio a la garganta.

La soledad responde por mi nombre.

Soy la huella en el agua

que la lluvia no esconde.




 

DÍAS EN SYRACUSE

 

Una extrema delgadez y la muerte en los ojos.

Así le vimos llegar, aquella tarde, a Syracuse.

La sonrisa, aquella sonrisa jovial de juventud,

escondía un dolor que aún no era visible,

un mal que los versos sí expresaban

con una amargura que iba más allá

de la incurable soledad cosida al hueso.

Disfrutaba de la ciudad, de los paseos,

de las conversaciones con nuevos amigos,

apurando al límite las escasas horas

que estaba despierto, libre del peso

de la enfermedad que lo mantenía atrapado

entre las sábanas de una cama

deshecha todo el tiempo.

Leyó poemas solemnes en un recital

donde fuimos descubriendo

a un hombre que venía de regreso,

despidiéndose de la vida

y sin vida despidiéndose.

Quisimos entender que un poeta

finge todo cuanto escribe.

Y no fue cierto.

Aquella lectura fue el ensayo

de una despedida

para quienes le acompañamos

en el breve trayecto

de la luz contra el suelo.

Brindamos, con la última copa,

en el último bar,

por un futuro reencuentro.

Le vimos irse feliz,

cargado de bolsas y promesas.

Le vimos perderse

por los largos pasillos del silencio

con una extraña delgadez y la muerte

hundiéndose en el azul taciturno

de sus ojos de niño.

 

 

 

 

© José Luis García Herrera. Niebla en Costafreda. Dip. de Cáceres, 2023.

1 comentario:

  1. ¡Muchísimas gracias, Antonio, por publicar estos poemas de "Niebla en Costafreda"!

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