A las empleadas de hogar latinoamericanas que cuidan mayores y limpian edificios
Mi
madre, trabajadora de lunes a lunes,
se
ha escondido del cosmos.
Han
desaparecido sus huellas dactilares
por
el hipoclorito de sodio, la lejía.
Una
mujer sin nombre que rebusca
devastada
su propia identidad.
¿En
qué escalera las habrá dejado?
Intenta
recordar el lugar exacto donde
pudo
haberlas perdido.
La
lejía la convirtió en anónima.
¿Cómo
nombrar lo que no tiene nombre?
En
esas escaleras que pisáis
están
fosilizadas las huellas de mi madre
fundidas
con hipoclorito sódico.
WILLIAM GONZÁLEZ GUEVARA
En: “Última poesía crítica. Jóvenes poetas en tiempos de colapso” (Lastura, 2023; selección y edición de Alberto García-Teresa y David Trashumante)
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