Cuando el controlador aéreo mete el avión en su
pasillo
y cruza gentes a once mil metros,
cuando el farmacéutico calcula la dosis
y el cirujano corta por lo sano,
son escrutados por jueces y policías,
por compañías de seguros,
por el código penal y la culpa,
y conexiones neuronales escolásticas
enlazan la causa y el efecto.
Se vigila no ya el dolo,
sino la mera negligencia, la impericia,
e incluso, quizás también, la mala suerte.
Sin embargo,
cuando la ministra de sanidad firma un decreto
que trae muerte a los más pobres
y que deja pudrir la gangrena en cuerpos
extranjeros,
cuando otro ministro, engolado y soberbio,
decreta desahucios y suicidios,
cuando nos meten en una guerra por decreto
cuando recortan en la seguridad de los tranvías y
los trenes,
que acaban saliéndose de madre
nada sucede, nadie vigila,
se va de vacaciones la escolástica.
Parece que los cadáveres estuvieron siempre allí,
que son muertes sin causa.
RESTAURACIÓN
BORBÓNICA
Cuántos días de celda y patio,
cuántos lejos de sus cátedras, mudos,
de sus trabajos, quietos,
cuánto tren y maleta,
cuánta bala de Estado
cuánto exceso de mano
cuánto derroche de sufrimiento y heroicidad,
cuánta generosidad y locura,
cuánta fe en el ser humano
……
para tan poco.
Arar, sembrar, abonar, vigilar el cielo,
para tan exigua cosecha,
para cambiar el latifundio de ellos
por la inmobiliaria de ellos,
la jefatura provincial del movimiento
por el consejo de administración,
nuestra
hambre por nuestro consumo,
nuestro miedo por nuestra ceguera,
la censura por la desinformación,
el odio por la nada.
Para que los que nunca izaron pancarta alguna
tengan la libertad de divertirse los sábados,
Tanta agit-prop, para tanta movida.
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