Se nos ofrece algo que parezca gobierno democrático aunque no lo sea, algo que parezca socialdemocracia aunque no lo sea, algo que parezca libertad aunque no lo sea, algo que parezca justicia aunque no lo sea, y desde luego algo que parezca sostenibilidad aunque no lo sea… El marketing pudre la cultura entera –y tiende a convertirse en la entera cultura de la “sociedad del espectáculo”.
...//...
La derecha llamada neoliberal –pero más bien habría que decir neoconservadora y paleoliberal— no solamente ocupó los gobiernos del mundo entero durante decenios: ocupó además las mentes y los corazones de la mayoría. Donde antes había valores como la igualdad, sólo cabía después el valor del dinero. La mayoría de la izquierda fue corrompiéndose mientras más se empequeñecía, y encanijándose mientras más se desnaturalizaba...
Terribles tiempos estos en que parece que todo
espacio moral estuviera ocupado por los disvalores de la derecha y los valores
fingidos de la pseudoizquierda. Decía el gran escritor portugués José Saramago
–fallecido en junio de 2010-- que, si había que calificar a nuestra época de
alguna forma, el apelativo que cuadraba mejor era “la época de la mentira”. Es
cierto pero incompleto: no sólo nos mienten –y mucho--, sino que nos
autoengañamos obstinadamente.[1]
...//...
“El capitalismo cuenta con unos 500 años de existencia --unos 250 de capitalismo mercantil, seguidos por el capitalismo industrial de los últimos 250 años--, menos del 0’4% total de la existencia humana. (...) En esa pequeña fracción de la historia humana, la naturaleza cooperativa, atenta y dada a compartir, presente en el carácter humano, ha vista reducida su importancia, mientras que la competencia agresiva ha pasado a ser prominente a fin de promover un sistema basado en la acumulación de capital, así como para poder sobrevivir dentro de dicho sistema. De la mano del capitalismo se ha desarrollado una cultura cuyo epítome lo forman la codicia, el individualismo, la explotación de hombres y mujeres por parte de los demás y la competencia...”
[1] “¿Por qué hacen esas
campañas?” [de lavado verde], se pregunta una de las expertas/os interrogadas
por Conchi Piñeiro. “Porque la gente quiere creer eso. Eso es lo más
problemático. A mí no me preocupa que [las empresas, las administraciones
públicas, la publicidad comercial, etc.] digan mentiras. A mí lo que me preocupa es que la gente quiere creer esas mentiras. Porque
no estamos dispuestos a renunciar al aire acondicionado, a los tres-cuatro
coches por familia, etc.” (Piñeiro, Comunicación
ambiental para el cambio social, op. cit., p. 297).
Jorge Riechmann. Autoconstrucción: la transformación cultural que necesitamos. Libros de la catarata. 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario