36. [Tu rostro de entonces].
Por alguna razón que se me
escapa
pensaba escribir y mentir:
al abrir un cajón olvidado
y entre las no menos olvidadas
cartas del antaño feliz,
cayó sobre la mesa esa
fotografía que nos une,
vagamente,
esa mejilla encendida que se
une sin esfuerzo a una sonrisa,
esos labios casi despegados
que apenas pueden contener la
mirada,
ese anticipo de un no que es
un sí muchos años después,
cuando vengo a recordarte y no
puedo evitar correr,
sin moverme en realidad, hacia
el espejo más próximo
y compararme.
Pero no es cierto. No fue así.
Fui yo el que la busqué, la
fotografía, no ha mucho,
una tarde cálida y perfecta,
de las primeras
que anuncian la primavera,
en donde tu rostro de entonces
me vino hasta el mío de hoy,
sin yo buscarlo, es la verdad.
37. ¿Inventar el índigo?
La tarde presa en un suspiro
blanco y amenazado de invierno.
Los días más hermosos y sus
noches allegadas.
El alto vuelo del pájaro en
una lluvia de plumas claras.
El viento sin lluvia que nos
traen apresurados ciudadanos,
y escrupulosos litigantes.
Y la ley, la más simple de
todas, cómplice y traidora.
Todo un intento de pensarte y
en ti pensarme, como entonces.
Un súbito torcer y mirar
alelado atrás lo que no reconozco.
Diluirme y diluirte: una
fragancia tuya atrapada
en esa otra más fugaz del
verano que acaba.
¿Aceptar la sugerencia del
calígrafo extranjero
y traducir tus cartas y signos
a un tiempo olvidado?
¿Descreer que hubo un día en
que vivir era verte
y sólo de verte vivir era
llenarme y surgir?
¿Inventar el índigo y otros
colores
desde esta habitación
alquilada?
Puedo bajar las persianas,
imaginar un octubre soleado,
cancelar el mundo y su sol
diminuto,
proclamar desde la esquina de
la calle que ya estás
aguardándome entre sábanas
tibias sepultada,
¿escribir versos desvelados de
promesas generosas
que amores no han de darme ni
de su carencia consuelo?
107. [Qué necesario...].
Qué necesario todo aquello que nos hemos dicho
y qué imprescindible lo que hemos dejado sin decir,
todas las formas combinadas del mirar
sin más distancia que aquella que separa
la mano cálida del vecino torso,
el torso del leve y luego fuerte abrazo,
el abrazo del suspiro suspendido
y detenido en una primera palabra
que en un revuelo
hace nuestro el eres mío o eres mía
que al alcance estaba dando la señal
certera...
Qué necesario para la vida es todo esto
tantas veces por otros inventado.
José Tono Martínez. De los años próximos (1991-2016). Poemas reunidos. Evohé Desván. Madrid, 2016
Fotografía de Masao Yamamoto
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