documentos de pensamiento radical

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miércoles, 21 de junio de 2017

INÉDITOS de VÍCTOR PEÑA DACOSTA



Hechos alternativos
Vivimos en un estado de derecho.
España es una democracia consolidada,
con libertad de expresión y prensa.
No hay contabilidad B en el PP.
Las concertinas no cortan.
Cándido Méndez es inocente
del desprestigio de los sindicatos.
No se ha destruido empleo gracias
a la reforma laboral.
Rajoy no ha cobrado sobresueldos.
La justicia es igual para todos.
La externalización no es privatización
y el PSOE ha vuelto, compañeros.
El PSOE ha vuelto.



La revancha
Perdimos la Guerra Civil. Perdimos
la Transición. Perdimos elecciones,
tres Champions y el neocapitalismo.
A ver si ahora al menos ganamos
aunque sea la luz o los trienios.




In media veritas

Vivo en los extremos, me gasto todo
mi dinero en spas y cocaína.



Obsolescencia programada

I)
Los años dejaron de tener forma de tarta
cuando cumplimos los veinticinco
y nos convertimos, aproximadamente,
en aquello que odiábamos a los quince.

Al cumplir los cuarenta, llegó el miedo
a la muerte, el Euríbor y los cambios.

Las noches dejaron de tener curvas
cuando nos apuntamos a Pilates
y aprendimos cuatro marcas distintas
de detergente y cereales con frutas
para ir mejor al baño a primera hora

Nunca fuimos quiénes nos creíamos
ni usted tuvo una ligera idea
de con quién estaba hablando:
somos los nietos de una generación
degenerada que busca excusas
para disculparse del exceso
de indolencia que nos atenaza.



II)
Tal vez ser libre consista en esto:
un simulacro con buenos gráficos
al que es más fácil jugar en pareja
y en el que, mientras se tenga suerte
y dinero, quedarán vidas.



III)
Y cada uno luchó por su cuenta,
abrió su blog y editó su libro,
preparó sus opos y dio sus clases.

Cumplimos los treinta,
nos casamos y divorciamos
y, antes de darnos cuenta,
votábamos a la derecha
y perdíamos una guerra
en la que ni siquiera sabíamos
que habíamos peleado.




IV)
Ay, mi pobre generación de mierda
que paga su miseria a plazos:
creyó que podría vivir de las rentas
y al final acabó muriéndose del asco.



V)
Llenamos las casas de nuestros padres
de cientos de cintas escritas a boli,
y decenas de CDs a mil pesetas
para luego comprarnos un tocadiscos
carísimo que no usábamos casi nunca
y aprendernos todas las letras
de aterradores canciones infantiles
que no gustaban ni siquiera a los niños.

Hoy nos da vergüenza pedir en los bares
una canción de Extremoduro.




Víctor Peña Dacosta. Inéditos

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