El mundo está también dentro de mi cerebro.
Así si oigo fuera de mi cerebro
que la Unión Europea gastará
24.000 millones de pesetas en publicidad
para que los europeos aprueben contra ellos mismos
una constitución que supondrá
el fin de la escasa protección social que quedaba,
dentro de mi cerebro, por ejemplo,
recuerdo que con 24.000 millones
se podría dar agua potable a la mitad de África.
El mundo que está fuera de mi cerebro
transforma mi cerebro en mercancía,
y para el mundo que está fuera de mi cerebro
mi cuerpo completo es mercancía.
Fuera de mi cerebro me recuerdan que África no vota
y dentro de mi cerebro, que también son personas,
muchas más personas,
que los europeos.
Antonio Orihuela
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