En el litoral de Huelva,
una empresa de prestidigitación
que se llama Los Pinos,
cambia pinos por naves industriales
––podrías asombrarte de la oscuridad que adquiere la palabra
ecología en su chistera-.
En los montes comunales de Moguer,
la masa forestal disminuye
2.000 hectáreas al año.
El monte calcinado
es ocupado inmediatamente
por plantaciones ilegales de fresón.
La policía busca, en otro lado,
sin muchas ganas, pirómanos
y enfermos mentales,
como si el ecoterrorismo
fuera una enfermedad del capital.
Antonio Orihuela.
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