obviedades
1
En Mujeres que
dicen adiós con la mano, Diego Doncel se atreve con una novela en cierto
modo “social” –mejor dicho, una novela que no esquiva algunos de los conflictos
sociopolíticos del presente–. Pero nuestra Brigada de Represión del Vicio no
pierde el tiempo, y de inmediato se lanza a la carga: “...mejor habría quedado
la novela si se hubiesen evitado una consideraciones morales y sociales obvias,
que dejan bastante que desear respecto a la hondura reflexiva, no porque no
sean ciertas, sino porque lo son demasiado a primera vista” (José Mª Pozuelo).
¡Ya sabemos que somos caníbales, señor novelista, no
nos lo repita usted! ¡Ya sabemos que bajo relaciones de producción capitalistas
nos devoramos unos a otros, señora poetisa, qué obviedad! Y sobre todo: si
continúa diciendo en voz alta lo que ya sabemos dentro de la minoría selecta de
quienes leemos los semanarios culturales y escribimos en sus selectas páginas –de
la televisión no hablamos, claro: eso sí que es alta política–, entonces mi
señorito, que me paga y me mantiene, va a enfadarse de verdad, y no sabe usted
cómo se pone cuando imagina ver amenazados sus beneficios...
2
*Y es que mucha gente, sin conciencia de ello, sigue
repitiendo el añejo guion de la CT (Cultura de la Transición) que logró imponer
con éxito el PSOE de los años 1980-90. “No me hables de capitalismo, ¡qué
aburrimiento!”
“No me digas lo que ya sé…” Quizá lo sepas. Pero se
trata de un saber sin consecuencias, del todo desconectado de la práctica. Por
eso, más allá de esa conciencia estéril, déjame que trate de decírtelo otra vez
–quizá logrando iluminar algún ángulo ciego o destacar algún aspecto
imprevisto.
Señalaba André Gide que, ciertamente, todo está
dicho: pero como nadie escuchaba, hay que volver a empezar siempre.
3
*“Como si no hubiera un mañana…” Cuántas veces oímos
esta frase (no pocas en tono de euforia cínica). Pero seguir actuando como si
no hubiera un mañana es lo que destruye la posibilidad de un mañana. Cancelación
del futuro y presente nihilista se retroalimentan.
Para salir de un pozo, el paso número uno es
reconocer que uno está dentro de un pozo. Nuestras sociedades,
mayoritariamente, aún no reconocen en qué clase de pozo se han metido. Se sigue
haciendo como si la hiperdestructiva
dinámica mercantil, plutocrática y ecocida pudiese durar largo tiempo.
Pero no es así.
Jorge Riechmann. Fracasar mejor. Kaotica Libros. 2024
Cómo no prestarle atención a la fotografía. Y es que el olvido no es cura para las heridas. Ni siquiera la última opción.
ResponderEliminarChiloé