CADA VEZ QUE ANOCHECE
Con la boca cansada
beso tus pechos en la luz del lunes
y tú traes las manos enredadas
en el silencio de la noche, sabes que
siempre te lo digo,
para cubrir mi piel con una bandera de
hielo.
Lamo tu vientre entre la señal que se
crispa
cuando el amor no sale bien
y todas las cosas parece que se
perdieran.
Hoy no te has quitado los zapatos
y he tenido que ir a las mareas
para que tus pies me trajeran el agua
que sale de mis labios cada vez que
anochece.
LAS ORQUESTAS
Me gusta tu silencio porque es como un
pájaro
que se pierde por el horizonte. Amor,
¡cuántas veces nos hemos amado en los
muelles¡
Yo no sé qué sería de mí si de
repente
sonaran todas las orquestas al mismo
tiempo.
Sálvame de estas tizas con que dibujo
la muerte por los armarios. Amor mío,
quiero que sepas que estos versos
están hechos para tu boca, para tus
pechos,
para todo lo que eres tú antes de
serlo.
EL PAN DE LOS TRANVÍAS
Bebo un vaso de agua y te veo
a ti al fondo. ¿Por qué te recuerdo
tanto?
Si recordar es verte cada día
sin que el tiempo pase más allá del
recuerdo.
Hacia las montañas que vemos a lo
lejos
yo voy contigo cuando llueve,
porque de ese modo te abro mi corazón
como si fuera un pan servido en los
tranvías.
Por mucho que me cueste decirlo,
nunca me cansaré de, gota a gota,
defender el agua cuando te veo.
SI
Si me olvido las llaves, dejas la
puerta abierta,
si me miro frente al espejo, te veo
detrás de mí,
si lloro, me abrazas durante dos horas,
si me acuesto, siempre estás a mi
lado,
si abro las ventanas, tú te lavas las
manos,
si te observo como comes, tú me lees
estos versos,
si te vas, nunca te has ido,
si vuelves, regresas sin haberte
marchado,
si duermes, yo beso tus párpados,
y así va la vida, extensa como un
corazón.
CUANDO RECIBIMOS EL CORREO
Cuando manejas tu madeja de lana,
yo invento palmeras a cada hora.
Suben las cartas que un día mandamos
para limpiar nuestros cuerpos tan
claros.
Yo no me voy. He decidido alquilar tus
pechos,
para cuando lleguen los lunes,
estés preparada para el amor fumado.
No hay nadie que pueda desmentir
este viaje que hacemos hacia las rosas,
como no hay nadie que pueda impedir
la tierna carne estremecida en días
distintos.
MIRAMOS LAS FOTOGRAFÍAS DEL DÍA EN
QUE NOS CONOCIMOS
Miramos las fotografías del día en
que nos conocimos
y empezamos a suponer que, gracias al
montañismo
y a los lirios escritos en nuestra
piel, todo lo que tenía
que suceder ocurrió, y fue el momento
aquel
en que imaginamos que visitar los
monasterios
podría sumar el aguaje que nos cayó
de repente
después de que hicimos la primera
fotografía
y adivinamos que las tierras húmedas
ya podían
anunciar por la radio todos aquellos
violines
que sonaron tras juntar nuestros labios
bajo la lámpara de gas.
PINTO CUADROS PARA TI
Pinto cuadros para ti: el rojo es tu
bíceps,
el azul, tus labios aristocráticos, el
verde,
el mundo que te rodea, el gris, todo lo
que no te gusta,
el blanco, la blancura de tu piel,
el ocre, el cofre donde escondes todas
esas naciones
que descubres cuando bajas a la calle,
en fin, pinturas construidas por este
bebé que soy
cuando me doy cuenta que la vida
es la tierra cristalina en donde el
amor se aloja.
Y ALMACENAS EN TU MEMORIA ESTE AMOR
QUE ES UNA ROCA
Y almacenas en tu memoria este amor que
es una roca,
un pacto náutico en que las dos
mitades
han aprendido que amar es conceder
espacio y tiempo
el uno al otro, por no completar de
alguaciles la ciudad,
pues se hace fácil que cada uno de
nosotros
ande su camino de bellas artes por
entre los olores
de los mercados o por entre las
branquias de la luna,
y es así, amor, cómo todo funciona y
es servible y es fe de socio,
por lo que te digo ahora que hoy no
regreses
hasta que los camiones lleguen hasta el
final de todas las autopistas.
Emilio Arnao Saez. Los pechos de Jeanne. Ed. Vivelibro, 2015
Hola Antonio. Queria ponerme en contacto contigo para enviarte un documento que puede ser de tu interés en relación a tu libro el amor en los tiempos del despido libre. mi correo es diego_parkour@hotmail.com espero tu respuesta.
ResponderEliminarun saludo