Para siempre las dudas,
dudas que darán vueltas en tu cama,
que irán contigo en bus,
que fregaran tus platos
y que se sentarán en la otra silla
del comedor a verte
mirar por la ventana.
dudas que darán vueltas en tu cama,
que irán contigo en bus,
que fregaran tus platos
y que se sentarán en la otra silla
del comedor a verte
mirar por la ventana.
Para siempre las dudas,
para siempre esperar y preguntarte:
para siempre esperar y preguntarte:
¿ Realmente murió?
¿ Lo mataron sin más? ¿ Cómo es posible?
¿ Lo mataron así, como se mata
a un perro o a una bestia?
¿ Lo mataron sin más? ¿ Cómo es posible?
¿ Lo mataron así, como se mata
a un perro o a una bestia?
¿ Mataron a tu hijo, al hijo que llevabas de la mano
para cruzar la calle?,
¿ al niño al que dejabas
encendida la luz en el pasillo?
para cruzar la calle?,
¿ al niño al que dejabas
encendida la luz en el pasillo?
Para siempre las dudas. ¿Tuvo miedo?
¿Sabía (de algún modo) que de pronto
tu mano estaba lejos
para hacerle volver de nuevo a casa?
¿Tembló en la noche oscura
como tiembla una luz cuando se agota?
Si se acordó de ti, ¿qué pensamiento último
atravesó su mente con la bala?
¿Sabía (de algún modo) que de pronto
tu mano estaba lejos
para hacerle volver de nuevo a casa?
¿Tembló en la noche oscura
como tiembla una luz cuando se agota?
Si se acordó de ti, ¿qué pensamiento último
atravesó su mente con la bala?
Para siempre las dudas
y una sola certeza.
Donde pongas los pies, desde ese día,
podría estar la tumba de tu hijo.
y una sola certeza.
Donde pongas los pies, desde ese día,
podría estar la tumba de tu hijo.
Inma Pelegrin. En Los 43, poetas por Ayotzinapa.
Fotografía de Juan Sánchez Amorós
Fotografía de Juan Sánchez Amorós
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