TEORÍA DEL ADOBO
El ruido
entraba justo por martinete infinito…
Cocteau decía que el flamenco no había ni que tocarlo,
que no le hacía falta ningún adobo.
Pues es seguro que ahora mismo, cualquiera,
está tratando de registrar la patente del adobo.
¡Qué industrias!
David Pielfort. La isla de Camarón. Ed. Germanía. 2013
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