Mantener
el fuego donde todo se ilumina
a
una luz que no se ve,
incendio
invisible que alumbra
el
lugar donde siempre hemos estado
aunque
solo lo descubrirás cuando lo mires
con
los ojos que la razón no tiene,
cuando
tu ojo y el ojo del protector y el ojo del amigo
y
el ojo del bondadoso y el ojo del alegre
y
el ojo del ángel y el ojo de la bestia
y
el ojo de la luz de la canción total
sean
el mismo ojo confundido en la gracia entera de la visión
que
igual que se ve se pierde
para
que permanezca alegre el corazón,
indescifrable
la canción soñada,
insondable
la onda del estanque,
uno
con el murmullo de las cañas
que
jamás nació, que jamás morirá.
Antonio Orihuela. Salirse de la fila. Ed. Amargord, 2015
ja, ja, ja... ¿y esto que es?
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