Algo de poesía tibia
algo de palabras
al menos
para calmar la sed y el miedo
para calmar la rabia
porque esto aún no revienta.
Algo de recorrer prados inocentes
de juegos vespertinos
Algo, en fin, de mi infancia
para calmar mi sangre
para mis pasos cansados
de andar por estos tristes lugares.
Un poco de sonrisas
de frescas mañanas
de ir y venir por el campo.
Un poco, amigos,
de solitaria paz
para mis ojos
hinchados de llorar.
Viento, huracanes
y palabras duras,
gritos mas bien
para que esto comience de una vez
para que retumbe la tierra...
Un fusil para todos
para que esto acabe ya
para que mi hijo
duerma tranquilo
y para que las mujeres
vuelvan a echar raíces en la tierra.
Quisiera también
una camisa limpia de coraje
y calles amplias
para todos nosotros
Y, sobre todo,
mucha fruta para los niños.
***
Plegaria de nadie 2
Los sefarditas lúdicos
preparan su examen de conciencia,
en tanto en otro lugar
distante años luz
muere el último
rinoceronte blanco
sobre el planeta.
Padre nuestro
que no estás en los cielos
ni se hace tu voluntad
pues en tu grandeza
no permitirías
que aquí en la tierra
tales vilezas se cometieran,
que desde la cúpula imperial
adoratorio del becerro de oro
se patrocine la destrucción de
la vida
en esta Tierra que nos alberga.
Ni permitirías
que tus muchos hijos
los más humildes
fabriquen el pan de cada día
para que unos pocos
se lo traguen
o lo negocien.
Déjanos caer en la tentación
de arrastrar al dictador
al sátrapa ladrón
al tirano asesino
hasta el basurero de la historia.
Y líbranos de este mal
del que, a la vez,
somos hacedores y víctimas.
Ilumínanos
con amor y conocimiento
para librarnos del rencor
y el deseo de venganza.
No permitas
que nuestro corazón enmohezca
ni que nuestras indignadas voces
enmudezcan.
Permítenos
no perder la esperanza
de juntar manos y corazones
pensamiento y voluntad
para entre todos
detener el cataclismo
que se avizora.
preparan su examen de conciencia,
en tanto en otro lugar
distante años luz
muere el último
rinoceronte blanco
sobre el planeta.
Padre nuestro
que no estás en los cielos
ni se hace tu voluntad
pues en tu grandeza
no permitirías
que aquí en la tierra
tales vilezas se cometieran,
que desde la cúpula imperial
adoratorio del becerro de oro
se patrocine la destrucción de
la vida
en esta Tierra que nos alberga.
Ni permitirías
que tus muchos hijos
los más humildes
fabriquen el pan de cada día
para que unos pocos
se lo traguen
o lo negocien.
Déjanos caer en la tentación
de arrastrar al dictador
al sátrapa ladrón
al tirano asesino
hasta el basurero de la historia.
Y líbranos de este mal
del que, a la vez,
somos hacedores y víctimas.
Ilumínanos
con amor y conocimiento
para librarnos del rencor
y el deseo de venganza.
No permitas
que nuestro corazón enmohezca
ni que nuestras indignadas voces
enmudezcan.
Permítenos
no perder la esperanza
de juntar manos y corazones
pensamiento y voluntad
para entre todos
detener el cataclismo
que se avizora.
Sólo danos, a los más pequeños,
a los nadie
la espada de la justicia
y la antorcha de la libertad
para con nuestros cansados pies
seguidos de nuestros hijos
caminemos más allá
del arco iris
a la tierra soñada
más nunca prometida.
Amén.
a los nadie
la espada de la justicia
y la antorcha de la libertad
para con nuestros cansados pies
seguidos de nuestros hijos
caminemos más allá
del arco iris
a la tierra soñada
más nunca prometida.
Amén.
Manuel Martínez Morales
Amén (con A libertaria)
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