Gracias señor porque están los mataderos llenos,
y la gente se emborracha en casa y sin hacer ruido,
y no tengo a nadie a quien llamar compañero.
Gracias señor por premiarnos cada día en la televisión
con chanzas, disparates y novelerías.
Gracias señor por alegrarnos la vida
con deseos que no son nuestros:
casas, coches, viajes, corbatas
e hipotecas con las que ahorcarse.
Gracias señor por las guerras y el fuego purificador
que mantiene lejos a los hambrientos y los enfermos.
Gracias señor por haberme apartado del camino
de la inteligencia, de la dignidad, del sentido común,
y haber podido presenciar la boda del príncipe.
Gracias señor porque hace tanto, tanto, que perdí los papeles,
y los anteojos, y el voto y el asco.
Gracias señor por todos los profesionales de la política
huidos, muertos en desafíos, ahorcados o en galeras.
Gracias señor por estas prisas,
y mantenerme joven hasta la jubilación,
y matarme al día siguiente para que no sienta la mudanza.
Gracias señor por la aristocracia del Parnaso
y el equipo de fútbol del Caño de Bacinguerra.
Gracias señor por la SGAE, el Loewe y el Planeta.
Gracias señor por su lamentable colaboración
y su tabaco, gracias.
Antonio Orihuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario