Hace años dejé inconcluso un poema.
Me cegaba el dolor y lo dejé por imposible.
Hablaba en él de 18 trabajadores
a los que el terrorismo empresarial
había vuelto a llevarse por delante.
En realidad,
hablaba de cómo estaba todo perfectamente controlado
para que cosas así,
lejos de provocar un estallido popular revolucionario,
sirvan para que los poderosos salgan también ese día en la foto,
haciéndose, encima,
publicidad gratis de gente comprensiva y solidaria.
Publiqué aquel poema sabiéndolo inconcluso,
por si servía de algo,
antes de que nos convirtamos en las siguientes víctimas,
y es hoy, cinco años después,
cuando Vicent Camps me escribe
y envía el final que yo no encontré entonces
prendido en un trozo de periódico:
V ANIVERSARIO JOAQUÍN CORTÉS PÉREZ.
ASESINADO 3-7-1997 POR UNIÓN NAVAL DE LEVANTE.
SU ESPOSA AMPARO BERENGUER MORENO
NI OLVIDA, NI PERDONA,
NI CREE EN LA JUSTICIA.
¡Ay pueblo si un día te hartaras de llorar solo!
Antonio Orihuela
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