para Jorge
Riechmann
Nos
gustan los milagros económicos,
pero
no queremos saber
cómo
se producen,
de
dónde se ha rapiñado
con
los recursos, la energía
o
las materias primas
para
que se produzca el milagro
que
siempre es guerra, muerte,
hambre
y miseria
en
la casa del vecino más débil,
que
es una hipoteca
que
nuestros nietos
no
sabrán cómo pagar.
Nos
gustan los milagros,
pero
no que nos hablen
de
la guerra del capitalismo
contra
el mundo natural,
mejor
pensar en milagros
que
no en que todo desaparece
mientras
lo estamos disfrutando:
minerales,
colinas, playas, huertos,
acuíferos,
corales, árboles, abejas, saltamontes,
luciérnagas,
peces, leones, elefantes…
mejor
esperar milagros que no reconocer
que
la economía crece hacia la catástrofe:
más
humanos, más automóviles, más aviones,
más
televisores, más iPhone, más toallitas desechables,
más
granjas de cerdos, más turismo, más velocidad,
más
electricidad…
El
planeta se va al carajo
y
creemos que nosotros sobreviviremos,
pero
ocurrirá justo al revés…
La
vida continuará sin nosotros,
como
venía haciendo desde antes
de
que un torpe simio se pusiera de pie
sobre
la sabana.
Nosotros
somos los únicos amenazados
por
el animal más peligroso que habita la tierra…
Estamos
amenazados de capitalismo
por nosotros mismos.
Antonio Orihuela. Lavar carbón. Ed. Amargord
No hay comentarios:
Publicar un comentario