I
Hay un mundo nuevo germinando en
nuestra cotidiana experiencia
de censura. Nada que decir en la
sobremesa. Nada que decir
frente al Dragón de la Ideología de la Depredación
del siglo.
El cardo siempre grita, pero en
la introversión la flor que calla
–o es callada por el Poder–,
imagina un mundo nuevo. La trompeta del
Nuevo Ángel es silenciosa, pero
crea un mundo nuevo sólo con imaginar.
El Reino de Dios es su imaginación
disparada en un ruido quedo y sacro.
Ensimismado posteo. Padre
digital, única pantalla, único
control, no responde. Miedo y
silencio. Silencio y miedo. Átomos urbanos
confinados contra el frontón
pantalla simulacro: única, sin respuesta.
El silencio cotidiano es el
silencio de todos los otros en nuestro
tiempo. De la Otra Sociedad. El
silencio de todos los que la habitaron
hoy y siempre. En cada confesión
silenciosa, no revelable ante el Padre,
el hijo traza una genealogía de
lo que siempre es nuevo contra lo viejo.
Mostrar las cualidades de la
semillas de la revuelta para contraponerlas al
mundo que acaba: el mundo del
capitalismo caníbal. Este es el programa
de cada silencio del Nuevo Ángel.
De todo lo que callamos pero nos hace
vivir. Pequeño absoluto.
Nuestro mundo es precario, deuda
e incertidumbre han sido incrustadas
en nuestro presente, separados de
nuestro trabajo y obligados a
violar repetidamente a nuestra
Madre. Pero hay dialéctica negativa que
supura desde los fantasmas
espectaculares de la información: nuestra capacidad
de imaginar quimeras de una
potencia de cualidad Bestial boicoteadora
no vista se multiplica en red. El
padre no puede ya ni contemplar
de lejos lo que yo imagino, ni
con quién lo voy a hacer. Ni con quién voy
a sonar. Abandonar la discusión
es dar bienvenida al sabotaje con mis
Hermanos de las Islas del
Espíritu en el mar de cerdos utilitarios. Utopía:
leer fuera de su aparato de
datos. Fuera de su control.
No solo la semilla de la
destrucción del Padre yace en su vientre,
sino que nuestra capacidad de
imaginar, ya ilimitada por el Medium
Noosférico, tan caliente está que
la realización del Tercer Evangelio ya
prende, como despiertos estamos.
Como muertos estamos y en gratitud.
Pues morir es abrazar de nuevo a
Madre. Reino es muerte y abrazo. Es
abrazo y Madre. Es Madre Religión
Siamesa de la Revuelta. Estamos en
el Reino y el Reino nos provee.
Imaginar es realizar. Nada más Real que
la Imaginación.
Y la flor es la Mujer.
III
En la noche joven, texto compartido,
resonante, común escucha,
mecha del acto compartido de la
invocación, has escuchado la Fecunda
en las púrpuras alas de Gabriel,
en la noche antigua campesina, sin fantasmagoría,
sin imagen, tierra húmeda llena
el bozal, política sacra del
libro heredado, contra el mudo
global, a través del rumor de las noches
de las ruedas del año, que ya no
se desangra en la historia, ni se diseca en
mercancía, ni se humilla en
literatura, cada estrella de las doce, cada mes
de los doce, un beso suena para
la acción-negación de su imagen, beso
a viva alta voz llena de texto
Ahora ya inbocado, nuestra palabra en la
noche campera.
Nuestra.
Quedaron nuestras bibliotecas
vaciadas por tierra y sangre.
Quedó su pantalla cegada por
nuestras estrellas.
A. L. Guillén. Las noches campesinas que perdiste. Ed. Fantasma, 2023
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