LA
SEXTA GRAN EXTINCIÓN
Para Jorge Riechmann
Miramos a los
ojos
a todo lo que va
a desaparecer
no para
zambullirnos en la tristeza
o deambular por
la desolación,
sino para sentir
la plenitud
del brillo de lo
vivo.
**
Levantarse y buscar
la alegría entre la gente,
celebrar
la risa, construir el
abrazo
entre las ropas
polvorientas de salario,
quizá sea,
cuando aún los días
se nos pegan a las muñecas
y duelen las manecillas
del hambre y de la soledad
porque todavía desconocemos
los colores de la lluvia
y el río donde brota el
arco iris,
quizá sea,
si no se nos ahogan la
carcajada
ni el fulgor de los ojos,
si en los pies repiquetea
el baile
y los dedos tamborilean
infancia,
quizá
con el trote del perro y el
piar del gorrión por la
mañana,
sin enaltecer el brillo del
sudor
ni la angustia de la
fractura,
con la lenta paciencia del
callo,
sea, quizá, alumbrados
por besos de tormenta, con
el júbilo
del viento de los brazos
trenzados,
porque no escondemos
cigüeñas bajo la piel,
porque las uñas las tenemos
guardadas
y decrecen con el alboroto
de las caricias, quizá
si ya estamos aprendiendo a
hablar a las flores,
a dormir en el bosque con
los sueños abiertos,
a palpar la luz entre el
dolor,
y no nos seduce la melodía
de los cerrojos,
quizá, cuando los ojos se
miran
sincerándose con las
pestañas desplegadas,
reconociéndose en el humo y
en las manos
y están los pulmones listos
para soplar
nuestros anhelos,
quizá sea,
para acoger y cuidar lo
dañado,
para hilvanar la vida con
la empatía
y aprender a caminar al
ritmo
del más lento
quizá sea, quizá.
VV. AA. Voces del Extremo Madrid: poesía y techo. Ed. Petalurgia, 2023
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