POESÍA
La poesía es el arte de la verdad y de la razón
que nace de la palabra. Es acción y elección, y debe tender hacia el bien. Se
cumplirán los fines si es que aporta claridad, riqueza, enseñanza, pasión, verdad
natural. La razón y la palabra no entienden de conclusiones proporcionadas,
ellas habitan en un caos de contrarios, de matices, de sabiduría, con
disciplina. El desorden es la convención.
El conocimiento es el aprendizaje. Sin
aprendizaje nunca llegaremos a la inestabilidad precisa. Al desconcierto, cultivando el círculo, la disposición. No
debemos juzgar ni, aunque sea acertadamente, se debe precisar. Los mejores de
todos son aquellos que aceptan las inutilidades. Las diferencias de
razonamientos existen como los peldaños de las escaleras. Los que suben siempre
se justifican y tributan por ello. Abajo, con un pie en la tierra y el otro en
el primer sustento, se encuentran los contemplativos. Los que odian la
violencia. Los que no hablan, escuchan. Los verdaderos. El efecto de la función
propia es general, otorgará crecimiento en la razón y en la palabra.
La poesía es el arte de la razón y de la palabra
primigenia. Su construcción es difícil pero realizable. El orden viaja al
infinito, al espacio, a la luz, a la esencia. La necesidad y el remedio forman
el centro de los reflejos permanentes. Todo está oculto, pero oculto en la
virtud, en los sentidos, en la naturaleza.
La poesía es el único arte de la razón de la
verdad que habita en la naturaleza. El miedo es el valor de la costumbre.
EL MIEDO A
LA EFICACIA
Por el miedo a la costumbre.
El oficio de poeta no significa ser poeta, ni
escribir correctamente. La erudición no es sinónimo de poesía. Lo es de
ostentación.
Por el miedo a la costumbre.
El alma sirve al cuerpo de instrumento como la poesía
a los razonamientos. Recuerdo a Plotino. Aunque indiques que permanezca en la
naturaleza, huyo. Discúlpame, es el miedo a la eficacia.
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