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domingo, 12 de noviembre de 2023

3 fragmentos de SOBRE LA NATURALEZA de JAVIER SÁNCHEZ MENÉNDEZ

 


CONTEMPLAR

 

Aquello que se asume prestado (la admiración, el homenaje) se agradece, se reconoce, la virtud se aquista. El fin es la asimilación, pero también es la ocultación. Respeto, hablabas de respeto y sonaba la música de alguien. Seguro que era un clásico, un soberano, un poeta.

 

Amamos lo que podemos contemplar; imaginar y recordar se superponen y confunden. Impresión y expresión.

 

Todo lo que nos hiere es recibido con los brazos abiertos. Respeto. Respiras varias veces. Observas las nubes, los pájaros, los árboles. Las naranjas están muy lejos, es complicado que puedas encontrarlas.

 

Y ocurrió un día que la razón y la palabra intervinieron en todos los negocios florecientes, e hicieron justicia. La mutua repercusión de las frutas.

 

En el centro, en la azotea de Moguer, buscando los anillos. Mientras paseaba con la nube que tiene forma de poema alejandrino y escuchaba a la tía Juana, aprendí que el respeto es la base de la razón y de la palabra. El respeto es veneración, pero también deferencia. Abandonamos la soberbia, la ostentación, son necias.

 

El respeto es dulzura.

 



LA PRIMERA FASE

 

La dificultad consiste en saber determinar una fecha o un verso que refleje el problema, el proceso. Hay una firme impresión que otorga voluntades. Como si hubiera vivido en otro tiempo. Es probable que escribiera con considerables repeticiones, errores que vincularan a Simplicio. En el fondo, error es aprendizaje.

 

La naturaleza se fundamenta en infinitas proposiciones, dos de ellas son la teoría y la razón. La teoría es interpretada, la razón es la palabra. Primero la palabra poética la reflejó, la honró, la divinizó, la amó. Luego la palabra teórica (a veces mestizada con la poesía) la estudió (Aristóteles, Newton, Kant, Einstein, Nietzsche). Es necesario reinterpretar, crear, hacer, seguir haciendo, seguir reflejando la armonía de la naturaleza, o el rugido inarmónico de lo antinatural, del fracaso de las civilizaciones. La armonía sustenta lo que es probable y lo que es posible, porque es razón, es ratio.

 

No sé determinar todavía. Visito a las certezas, a las dudas, a los misterios. A veces encomiendo las reacciones a Rilke, y a Novalis lo observo pleno de luz, de claridad, de asiento. Y el asiento es cordura, es madurez, es gracia. Nunca fui ni seré.

 

En la primera fase solo veo los sistemas. Y sí, esta vida es muy corta. La mezcla original de la naturaleza nos tiene confinados. Dudas de los paisajes, tocas el árbol ancho, y a los pájaros hablo para entablar razones. La razón y la palabra poseen mezclas de opuestos, unidades, magnitudes, cuerpos poco compactos

que no escriben poesía.

 

Observo desde la azotea la forma de mover tus manos y acaricio los argumentos. Nadie se debería cansar de la consustancialidad que existe entre el pájaro bello y la encina. Esa mente conoce todas las cosas, los versos, lo denso y lo difuso. El cuaderno marrón está vacío. ¿Cómo girará la vida?

 

El movimiento debe ser explicado. La realidad se lucha, es inmensa y consecuente, como lo son los versos. La azotea de Moguer no mide más de quince metros. Tiene una baranda fría y una arqueta en el centro donde perdí el anillo. Tiene el conocimiento poder, el mayor poder, dijo Anaxágoras. Tiene la violencia el mayor poder.

 

 

 

 

FOTOGRAFÍAS

 

Para los presocráticos la búsqueda era el origen de lo que podía haber sido. He tardado muchos años en encontrar la foto de la tía Juana en el patio de Marqués de Comillas, en Puerto Real. Tras el reciente fallecimiento de mi madre y los angustiosos momentos que uno debe aliviar con los recuerdos, apareció una foto. De 1967. Con la tía Juana en su patio. Unas semanas antes de la boda que tanto me aprisiona.

 

Encontré a la tía Juana muchos años después en un autobús de línea. Ya había fallecido. Hablé con ella largamente, tal vez intentaba que recordara algo de nuestra historia, pero no pude. Era Juana, pero ya no era Juana. Es el confuso laberinto de la verdad y su honra.

 

Ahora busco la foto de hizo José Antonio, el restaurador de imágenes sacramentales, en la azotea de Moguer. El patio de 1967 y la azotea de Moguer son los ángeles negros que visitan mi sombra cada día.

 

Hay una tercera foto en mi histeriagrafía. La que hizo Nacho en Roma a principios de los años ochenta. Pero esa foto la tengo, la aprieto junto al pecho todas las mañanas. Es la naturaleza.

 

 

Javier Sánchez Menéndez. Sobre la Naturaleza. Ed. Libros de la Frontera. 2023

 

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