Elefantes
Y al fin navegar
será ya más preciso que sobrevivir.
Una sola vela pero de firmes cabos,
henchida de esperanzas y deseos grises,
ubre de elefanta para la tierra
rica de hierros ocres, de azufres y magnesio,
basta para biseccionar los ángulos.
Les robaron los dientes.
Los mataron, para robarles los colmillos,
y hacer teclas, bolas de billar,
abalorios, filigranas, estatuillas
divinas, de deidades adorables.
.
Ocultan su trompa, sus rostros tristes
los elefantes, pocos
que van quedando, de vergüenza ajena.
Para escarnio de reyes.
No justifica el arte la barbarie.
No puedes hurtar de tu memoria
los mitos de la hembra y los reptiles.
También somos las fábulas
que de niños nos contaron,
la imagen que las palabras traen,
la que mira con asombro rizado
como oruga que trepa,
a la anaconda alada que cruza
y derrama sus gelatinas verdes.
Los espacios se pliegan.
Varía el Norte
Desde una nube observa
con extraño artilugio
el peor cumplimiento de las profecías
un testigo mudo
de otro espacio imposible.
Las sombras bien sugieren
otra presencia. Escucha
Oscuras cenizas, tizones secos
presagian incendios devastadores.
Llegará el día.
***
Ogros narigudos miran tristes, escépticos
Si creciera un tronco bulboso
en el centro del orbe…
Tótem, cuerpo increíble,
muestras genitales híbridos,
sin vergüenza expuestos.
Y un insecto tímido, que despliegue un ala sola,
de macaón transparente, cuyo batir pudiera
generar huracanes, o vísceras de pajarillos,
escrutados augurios de porvenir favorable,
o un polluelo gigante que derramara
lagrimón hematites…por lo ya perdido...
Ante los montes se yerguen,
puenteados a cirros de cinabrio denso.
Raíces negras nutrirán lianas
trepando al mástil de los deseos secretos
por escalas hacia las cumbres.
Detrás pudiera haber otros entornos
que aún no se adivinan,
dormidos, soñando sueños bien despiertos,
mientras se ríe el músico con sonrisa de koala,
asomado a los cúmulos, perfil de moneda en desuso.
Se agota el asfalto. Los cielos se agrietan.
En negro y rojo. En rebeldía y vida.
Porque nunca se cumple, a mejor,
lo que fuera predicho, aun bien pronosticado.
Cuida las raíces pequeñas.
Abre tu ventana al cosmos. Ya toca.
Francisco Marín Campos. Del colapso y otras ruinas. Ed. Al Margen, 2024.
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