Tormentas plácidas no quiebran
la quietud necesaria de las superficies líquidas,
para ser láminas de irreales reflejos,
si el tiempo es otro,
y son de entonces o luego las imágenes.
Por los arcos claros nos ven tempestades de nieve.
Hasta la tierra es cirro, cumulonimbos,
niebla verde, halos azules.
Tiritan los monumentos blandos, helados
ventisqueros entre los chorreones
en que se derraman los testimonios
de la tormenta que ha sido, sobre la luz.
De la mano firme temblando
se escurren los pinceles húmedos.
Otros astros, otras luminosidades se advierten.
Construiremos. Nadie te está mirando.
Apuntala tus sueños.
Todavía es posible el nosotros.
Francisco Marín Campos. Del colapso y otras ruinas. Ed. Al Margen, 2024.
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