Cambió
la aguja por la pluma.
Escribió lienzos de vida
sin dedal,
hilvanando el hilo
de sus palabras con sus
recuerdos.
*****
Recibió tantos golpes
como
versos había publicado.
Los más hermosos, los más necesarios
se los llevó dentro de su cuerpo.
*****
Todas
las tardes acudía a la aguja de oro.
Todas las tardes se
sentaba a su lado
y todas las tardes escuchaba de sus labios
los versos que le devolvían la vida.
****
Nadie
en su familia lloró su muerte.
Todos creyeron la mentira del
suicidio.
Todos habían firmado su sentencia
en el momento
de aceptar su matrimonio.
*****
¿Cuándo
escribías, mi niña?
¿Cuándo no estabas en realidad
escribiendo?
******
Te obligaron a llevar la
hijab.
Y tú te la quitabas con palabras.
Te obligaron a
llevar el burka.
Y tú lo volvías transparente con versos.
Te
obligaron a salir con tu marido.
Y tú volabas de su lado con
poemas.
Te obligaron a renunciar a la risa.
Y tú llenaste
de muecas sus rezos.
Te obligaron a renunciar a escribir.
Y
tú renunciaste a seguir viviendo.
******
Y
los cuadernos te siguen esperando.
Y los libros de la
Universidad.
Y los versos que sigues escribiendo.
[19 de agosto]
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