La Ley de Memoria Histórica de 2007 obliga a quitar todos los símbolos y monumentos que exalten el franquismo. Sin embargo, existen calles y edificios, placas conmemorativas e insignias que ensalzan a altos cargos y funcionarios franquistas.
Mientras
respire saludable en cada renglón de la historia,
mientras
no sean vencidos y arrancados sus honores,
mientras
sea acunado con sus sables,
y su
estertor no sea celebrado por los que lo sobrevivieron,
vive el
tirano.
Mientras
los nostálgicos con el brazo en alto peregrinen hacia el valle,
mientras
se apelotonen en las iglesias para esperar el milagro de su retorno,
mientras
por las calles se paseen generales y fieles mirando sus nombres propios
escritos en mapas y en paredes,
vive el
tirano.
Vive en
la cruz y en la estatua,
en
uniformes y calendarios,
en
fachadas, en aspas, en flechas,
en el águila que sobrevuela paciente y
hambrienta,
en misas
dominicales y
en
canciones impúdicas cantadas al sol y por la cara.
Vive el
tirano, claro que vive.
Y
mientras viva con paz su memoria ultrajante
los que
sí merecieron una tumba noble
arañarán
la tierra hasta hacernos sangre.
..........
En el Valle de los Caídos, mayor
fosa común de España, fueron enterrados más de 33.000 cuerpos, según los libros
de registros de la basílica. La mayoría pertenecen a combatientes del bando
republicano. De ellos, 21.000 están identificados, pero más de 12.000 todavía
no.
Sepultaron
al genocida pa que pudieran llorarlo aquellos que nunca lloraron
cuando
vaciaban los pueblos para llenar las plazas de duelo.
Lo
enterraron viejo y sin castigo
rodeado
de huesos sin apenas nombre ni geografía.
Lo
sepultaron a la luz, con todas sus tinieblas
y ordenaron llamar “caídos” a los muertos con su
firma.
Ahí
dentro,
en la
entraña misma de esa cueva
se
amontonan miles de cuerpos peregrinos
que no eligieron viajar desde las fosas comunes.
La cruz
enorme y siniestra
rompe el
cielo y lo perjura.
Allí
están,
sin
permiso,
las
víctimas de dios y del caudillo.
Silvia Delgado. Venid a ver la sangre de mi memoria herida. Ed. Reflector, 2017
Pedidos a: reflectorlibros@gmail.com
Me toca de cerca...Gracias
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