Soñé
que
yo era
el
hijo
de
Bakunin
un
chaval
de
seis
o
siete años
de
piel blanca
y
rasgos eslavos
y
él un hombre
corpulento
de
largos cabellos
y
barba canosa.
Caminábamos
uno
junto al otro
por
una calle nevada
y
yo le preguntaba:
Padre,
¿por qué
los
anarquistas
no
debemos
creer
en Dios?
Y
él me respondía:
Hijo
mío,
yo
no pongo
mi
ignorancia
en
un altar
y
la llamo dios.
***
Soñé
con Chicho Sánchez Ferlosio.
Vestía
de negro
de
pies a cabeza.
Lucía
barba
de
una semana
y
se le veía
muy
delgado.
Con
su pinta
de
bohemio
desaliñado
y canalla
sabio
y sonriente
eterno
provocador
tocaba
la guitarra
y
cantaba
con
el mar azul
al
fondo
compañero,
basta ya
la
Anarquía vencerá.
***
Soñé
con Rafael Pérez Estrada.
Bebíamos
un
vaso
de
vino
en
una taberna
de
Aguilar.
Le
pedí
que
me revelara
el
secreto
de
los ángeles.
Los
ángeles son anarquistas,
me
dijo.
Rafael
Calero Palma, Cuando
atraviesas el fuego lamiéndote los labios,
Ediciones enemigo público número uno, 2017. (Este libro se puede
comprar pidiéndolo en el correo electrónico rafaelcalero@gmail.com.
Su precio es de 10 euros, incluidos los gastos de envío).
Soñé que fundíamos las rejas, todas las rejas, cerrojos y candados, y construíamos un ancho punte.
ResponderEliminarS@lud!
Bonito sueño, Loam.
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