En Papantla, un hermoso pueblecito de México, me
despiertan a las seis de la mañana los gritos desgarradores de un cerdo al que
van a degollar en una pequeña carnicería adyacente a pensión donde duermo. No
puedo dejar de pensar en una distinción que me va pareciendo cada vez más
importante, a medida que pasan los años: me refiero a la que se da entre lo que
cabe llamar una ética de proximidad, o
más precisamente una moral de proximidad[1] (que
resulta natural y “fácil” para el ser humano) y una moral de larga distancia (que nos plantea por el contrario, desde
hace siglos, un enorme desafío).
El cerdito degollado por el carnicero en Papantla no
forma parte de la comunidad moral local: no le asiste la protección de las
normas morales vigentes. Si un prójimo/ próximo, vecino humano y miembro de la
comunidad de Papantla, hubiera emitido esos gritos terribles en medio de la
noche, sin duda hubiera recibido ayuda de los prójimos/ próximos que estuvieran
por los alrededores. Pero el cerdito no pertenecía al “nosotros”
sociológico-moral. Y ésta resulta una distinción clave, como veremos más abajo:
el “nosotros” (sociológico-moral) frente
a “los otros”.
[1] Como ya se vio, según
cierto esclarecimiento conceptual la moral
remite a valores interiorizados, hábitos arraigados, comportamiento
automatizado; la ética a procesos de
deliberación, reflexión racional, autocuestionamiento crítico. La distinción
terminológica resulta importante porque esta segunda clase de procesos son
comparativamente escasos.
Jorge Riechmann. Interdependientes y ecodependientes. Ensayos desde la ética ecológica (y hacia ella). Ed. Proteus. 2012. Y también en Ética Intramuros. Universidad Autónoma de Madríd, 2017
Jorge Riechmann. Interdependientes y ecodependientes. Ensayos desde la ética ecológica (y hacia ella). Ed. Proteus. 2012. Y también en Ética Intramuros. Universidad Autónoma de Madríd, 2017
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