Yo soy Narciso porque soy del
llano
pueblo que curra o para, y al
que explota
el Capital autómata,
inhumano,
que hace del ser humano un
vulgo idiota
adorador de su Ídolo, y
pelota
pateada por éste, a cambio de
hambre
consentida, in crescendo,
por hipnosis
goebbelsiana, pendiente
del alambre
de sus antenas vivo, porque yo
no
puedo quitarme el mono sin mis
dosis
de teledroga, y sé que, un
sapiens siendo,
todo un Sócrates soy, aun no
sabiendo
que no sé nada, porque soy
muy mono.
(¿Te admiras en tu espejo de
Madrastra
cuya magia te muestra como
Bella,
mientras por Bestia tu vigor
te castra
al par que te atropella? ¡No
te lleve
la demonia justicia, so
percebe
protegido en tu concha,
Hermafrodito
agarrado, de Onán, por un
pedúnculo,
alumno favorito, tal
forúnculo,
al monolito que te eclipsa a
Febe
y ciego te hace ser, y siervo
homúnculo!).
Yo soy Narciso, porque soy la
plebe
que pretende vivir en harmonía
consigo misma, pero no me
mueve
la solidaridad: soy peque
grande
llevado de la
Mano que promueve
mi obediencia, y acepto toda
pupa
que por mi bien me dé el Papá
que Mande.
(¿Y la Madre Natura,
que se embebe
en tósigos de Arácnido,
majada,
maltratador, aún
nada te preocupa?
¿O tanta hermosa Idea de las
Nueve
—Libertad, Igualdad…—
que a los poetas
inspiraron con áureo soplo
leve
y también a los buenos
gobernantes?
Sí: y
no seáis ignorantes, marionetas
del Cuerpo de Farsantes que se
atreve
a negar lo que dijo el gran
Hesíodo:
que hay políticos justos que
en período
gobernaron muy breve de
gigantes
en pro de sus enanos,
Blancanieve
singular, buen partido, puesta
al día
de sus
necesidades, como amantes
de su pueblo elector, por su
hidalguía
de alma, no de sangres —que
se bebe
la Imperial Bruja, como
siempre antes,
y es hoy la omnipresente
tiranía
financiera: ¿No veis cómo os
engaña,
al identificar —con ese
aleve
control de teles de su
telearaña—
su exclusivo interés con el
de todos?
Sólo intereses hay de Los Que
Rigen
hasta ponerse púos y beodos
con ese vampirismo que os
infligen
en pagas, IVAS,
ÍRPF,
y sangra al maternal
ecosistema
hasta dejarlo exhausto, previa
quema
de todo hereje fiel al
Eco-origen
Final, Fausto
Segundo contra el Jefe
Anticristo y su Iglesia, con
su vulgo
siervo alienado, con quien no
comulgo,
porque se sacrifica en
holocausto
haciéndose la contra a su
Sí-mismo.)
Yo soy Narciso porque soy la
gente
que escucha, atada al mástil,
al Harpía,
y, al admirarse tan
inteligente
en su tele-espejismo, ¡tan
reguapa…!,
se ahoga en su lago o su
arrecife o mapa
caja-tontista de su
infantería.
A veces he montado un
cataclismo
o una revuelta viva de
anarquía
o una revolución trotska de
estrellas,
planetas y satélites: y
huellas
he seguido, buscando el
Ecologos,
la cósmica Justicia, que yo
llamo
Narciso amado por su imago Eco
—contra egoístas dogos de
embeleco
Merkante— y que, por ser Yo
Mismo, amo
la Ecoharmonía de su green
belleza:
Pero sólo he encontrado a
demagogos
que a zancadillas me han
tirado al hueco
sin orillas ni fondo: a la
pereza
de mi autocomplaciente
escepticismo:
«Es mejor no hacer nada, que
es lo mismo
todo»,
digo, y predico necio un modo
barato de wu-wei o de budismo
que, al estilo de Smith, bruta
es simpleza:
Yo a la opresión me adapto y
me acomodo,
que el egoísmo es fuente
de riqueza.
(Pero es que el Capital ya la
cabeza
perdió por pena capital,
suicidio
transitivo, pues la Naturaleza
fue atracada por él, que como
ofidio
Ouroboros por arte de
autofagia
se devora y se excreta en
hemorragia
y
esmirria a madre Gaia, y cojo-mancos
nos deja y sin nodriza: si
hijos todos
suyos, en zarpas de los zorros
bancos.
Y ahora viene la reina de los
Godos
—que es la misma del reino
de los Francos—,
Capo visible del ensimismado
fetiche vicïoso del Estado
circular, al que ofrece en
sacrilegio
de sacrificio al pueblo que la
nutre,
y mira si la tía será cutre
que quiere incrementar el
privilegio
de los privilegiados y al
colegio
de los colegas desfavorecidos
dejarlo mal parado, con su
regio
desprecio por los pueblos
oprimidos
por su dictamen
antidemocrático
que ignora hasta al más claro
referendo.
Y oigo que, en la botica,
se platica:)
Que «el tío nuevo de
izquierda es antipático,
que malo conocido es dividendo
—que es bueno que nos den
con mano recia—,
que es mejor que nos robe la
Tía Rica
de siempre que,
barriendo lo de su ático
rebelde, para
adentro, al reverendo
pueblo mira cómo le ha dado
duro en Grecia.»
(Mejor, mejor será salir
corriendo
por sendas de un desierto
hebreo errático,
si al Faraón apoyas
defendiendo,
troyano pro aqueísta contra
troyas
y troyas proletarias, hoy
precarias,
que en tu interés, no el
Suyo, lo haces, propio.
Pero adónde escapar… si el
mundo entero
es campo pre-parado de
trabajo,
porque el Capo del Capi
tal acopio
hace de él, por Gestapo de
usurero,
que no se puede ya caer más
bajo:
Bajo cascos, hendidos por
dominio
del demonio alienante, al vil
Vivero,
inconscientes, por siempre
estar conformes
con el gran Capital —y es
vaticinio
que a mi conciencia
información, informes
Pájaras traen de escuadrón
Erinio—,
le habéis causado daños tan
enormes
a nuestra Madre Physis, por el
mero
egoísmo narciso del dinero
—contrario al tema aquel del
viejo Plinio—,
con sus desigualdades, tan
deformes
que, si contra corrientes de
calambre
por pájaros de cuentas en
enjambre
y tsunami previsto en
vaticinio,
Dike no nos plantamos
uniformes…,
ya ni para büitres mal
fïambre,
vamos a dar a un mar de
auto-exterminio.
Y Lázaros no hay, o son de
Tormes).
Francisco Fortuny. Sapere Aude Raps. Litoral / Naufragios. 2018